Nuestros antepasados concibieron la Tierra como un lugar lleno
de riqueza y de dones, lo cual es cierto. En el pasado, mucha
gente creyó también que la naturaleza podfa perdurar
inacabablemente, lo cual sabemos ahora que es cierto solo si
nos preocupamos de que pueda ser así. No es difícil perdonar la
destrucción cometida en el pasado, como resultado de un
desconocimiento. Pero hoy tenemos acceso a más información y
se hace imprescindible volver a examinar con criterios éticos que
nos ha sido legada, nuestras responsabilidades y lo que hemos
de entregar a las generaciones venideras. Las maravillas de
nuestra ciencias y nuestra técnica van acompañadas -cuando no
eclipsadas- en nuestros días por muchas tragedias, entre las que
se encuentran el hambre en muchas partes del mundo y la
extinción de otras formas de vida. La exploración del espacio
tiene lugar a la vez que los océanos, los mares y las zonas de
agua dulce se ven más y más contaminadas. Puede ser que las
generaciones futuras no lleguen siquiera a conocer muchos de
los hábitats de la tierra, de los animales, las plantas, los insectos
y hasta los microorganismos que incluso hoy están ya
catalogados como raros. En nuestras manos tenemos los medios
y la responsabilidad, para evitarlo. Debemos actuar antes de que
sea demasiado tarde
El Dalái Lama. Su Santidad Tenzin Gyatso,
Décimocuarto Dalái Lama del Tibet
en: Salvemos La Tierra, 1991
211