{Mattick, 1981: 26.). Por lo que Keynes llega a la conclusión de
que la participación del Estado es indispensable para crear las
condiciones necesarias para el funcionamiento equilibrado del
'capital'.
El texto de Manuel García-Pelayo,
El Estado social y sus
implicaciones
(Madrid, Alianza Universidad, 1989), describe las
repercusiones de los grandes cambios de tipo económico, social e
internacional sobre los sistemas políticos que se han producido
desde finales del siglo xix y sobre todo con la crisis de 1929 y la
Segunda Guerra Mundial. El Estado social significa históricamente
el intento de adaptación del Estado liberal burgués a la sociedad
industrial avanzada, la que presenta nuevos problemas complejos,
pero también muchas posibilidades técnicas y organizativas para
afrontarlos. De esta forma podemos observar un cambio del
capitalismo salvaje del siglo xix, cuando éste llega a su apogeo,
hasta un capitalismo organizado que va otorgando derechos,
beneficios, y prestaciones a los trabajadores, tanto por las presiones
del movimiento obrero como por concesiones de las clases
dominantes y del Estado. Así, la antigua contraposición entre un
Estado y una sociedad civil completamente autónomos es sustituida
por un doble proceso de interpenetración: la estatización de la
sociedad y la socialización del Estado.
La dirección permanente y programada del sistema
económico global, el papel de empresario y de cliente asumido
por el sector público, el crecimiento de los servicios sociales (segu–
ro de desempleo, educación, jubilación) y la redistribución fiscal
de la renta, son algunos de los instrumentos mediante los cuales el
Estado benefactor o Estado social, se responsabiliza de lo que el
autor llama
la procura existencial de los ciudadanos.
Igualmente
García-Pelayo estudia la relación del Estado social con la
democracia, el Estado de derecho y el mercado.
José Insulza, en el artículo "El contexto global de la crisis" incluido
en
México ante la crisis
(Pablo González Casanova y Héctor
Aguilar Camín, coordinadores), nos habla de la crisis mundial de
1985 y su impacto en los países latinoamericanos; es decir, que
América Latina se enfren-ta en este periodo a "una aguda crisis
económica caracterizada por la parálisis de los ritmos de
crecimiento en la mayoría de los países de la región, por un alza
desmesurada en los niveles de endeudamiento externo, por el
recrudecimiento de los procesos inflacionarios y por altos niveles
de desempleo: el colapso político de regímenes autoritarios
establecidos en la década pasada c omo c omp l eme n t o s
indispensables de modelos económicos concentradores y abiertos,
un conflicto bélico entre 'aliados occidentales' que puso en
descubierto las reales orientaciones del sistema interamericano; la
agudización y regionalización del conflicto centroamericano, que
amenazaba con convertirse en guerra abierta contra países de la
región, con participación activa de Estados Unidos...", que aunado
a la creciente competencia entre las potencias por ganar mercados
y adquirir materias primas, así como por buscar nuevos espacios
para vender sus tecnologías, hacen del continente una muestra clara
de la crisis de hegemonía que estaba mostrando Estados Unidos,
quien durante las décadas anteriores había podido mantener su
dominio de manera prác-ticamente indisputada.
El texto señala la forma como las grandes potencias se dis–
putan el llamado Tercer Mundo, el cual no sólo es presa de ellas,
sino también es cautivo de las recesiones económicas que viven
los países centrales o desarrollados, ya que éstos para mitigar los
efectos de la crisis, trasladan los costos principales de dichas
recesiones hacia la periferia.
Walter Laqueur es un estudioso de la historia contemporánea, en
Europa después de Hitler; 2
tomos, Madrid, Sarpe, 1995, realiza
un verdadero tratado sobre la época actual, pues intenta condensar