para controlar las transformaciones arquitectónicas
del patrimonio que tenia bajo su custodia, más allá
de las tareas de catalogación. Los limitados recur
sos de estas instituciones les impedían promover di
rectamente la restauración o rehabilitación de los
inmuebles. Por lo anterior, dependían totalmente
dc las iniciativas de fmanciamento dc otras in.stitu-
cioncs públicas o de algunas escasas iniciativas del
sector privado. Como resultado, "los proyectos ofi
ciales de remodelación habían dejado de lado el
problema habitacional y habían marginado por
completo a los pobladores del Centro Histórico dc
la toma de decisiones" ( I N A H 1986,4).
Por el contrario, la restauración o rehabilita
ción del patrimonio había sido realizada exclusiva
mente en edificios de uso público (iglesias, museos,
administración pública), o bien, en edificios con
usos
DO
habitacionales adquiridos por capitales que
veían algún beneficio de prestigio en el rescate
y
uso del patrimonio histórico o artístico (bancos, por
ejemplo).
A nivel de uso habitacional, la política cxelusi-
vamcnle dc prolección y dc "defensa" del patrimo
nio, sin articulación con acciones positivas de reha
bililación,
C
(5ndujo
al deterioro de los inmuebles,
consecuencia lamo de la falla de inversión por par
le de los ]>ropiclarios-arrendadores, como del cam
bio del uso habilacional hacia usos ni.ls rentables,
muchas veces poco compatibles con ta función ha
bilacional original de las construcciones, como son
los comercios, oficinas, bodegas, etc. En este con
texto, la intervención del programa de RHP consti
tuye la primera acción de importancia emprendida
por el Sector Público para rescalar el uso habila
cional en zonas de monumentos históricos o de va
lor artístico en el cenlro de ta Ciudad de México.
Es difícil evaluar cl impacto cuantitativo de es
la intervención, dado que no existe un censo ex
haustivo de los inmuebles catalogados por el INAH
y por el INBA ocupados, en parte o en su lolalidad,
por iw uso habilacional. Los resultados det levanta
miento predio por predio que coordinó la Comisión
Interdisciplinaria (a partir del 25 de septiembre de
19Я5), no han sido todavía public-idos. Por lo ante–
rior, la presente evaluación se limila al análisis de
una área restringida del Cenlro Histórico, para la
cual se dispone dc información suficiente: cl área
de la Merccd-Tomatlán,
Territorialmente, la zona dc la Merced no ocu–
pa más de! 20% de la superficie lolal del Centro
Hislórico de la Ciudad de México. Sin embargo.
"en ésta se localizan más del 40% de las edificacio–
nes con valor hislórico incluidas en sus límites"
(DDF 1983, 109), por lo que constituye una mues–
tra significativa dc la situación prevaleciente en el
conjunto del Centro Hislórico.
En cl área de La Merccd-Tomatlán existían, al
momento de tos sismos dc 1985, 69 edificios patri–
moniales, de los cuales 52 eran monumentos decla–
rados por la Ley de 1972. Los decretos de expro–
piación afectaron solamente al 14.5% de ios edifi–
cios palrimoniates con uso habilacional (Cuadro N»
5.4), y de éstos solamente 3 fueron incluidos en el
convenio técnico INAH-RHP. El retraso de la cata–
logación del patrimonio se hace evidente al notar
que otros 14 predios expropiados fueron incorpora–
dos al convenio de colaboración INAH-RHP, aun–
que no hablan sido declarados monumentos históri–
cos.
No se puede eslimar el impacto de la acción de
RHP sobre el patrimonio, hasta que se conozca
cuántos inmuebles I N A H catalogó posteriormente
a los sismos, y cuántos están en proceso de ser de–
clarados monumentos históricos. El proyecto de
programa dc mejoramiento para La Merced reco–
mendaba en 1982 la catalogación de 315 edificacio–
nes no consideradas en declaratorias anteriores
(DDF I9K3, 192). Según esla fuente, habría en la
zona de l.a Merced 384 inmuebles con valor histó–
rico (315 más 69 ya catalogados). Asi, con las 17
acciones convenidas con cl [ N A H , cl programa
RHP aclúo en un 4.5% del patrimonio hislórico del
área. (Las estimaciones anteriores no son más que
aproximaciones para orientar ta evaluación del im–
pacto de RHP en términos más cualitativos).
En Iodo caso, el programa RH P inició la difícil
tarca de rescalar inmuebles patrimoniales con uso
habilacional y, más allá de los foros y mesas redon–
das sobre la conservación del patrimonio, enfrentó
¡as posibilidades y los obstáculos reales para reali–
zar acciones en este sentido.
El primer obstáculo fue el alto costo que repre–
senta la rehabilitación dc edificios patrimoniales, el
cual hace difícil y a veces Imposible, su integración
a un programa de vivienda popular. Se ha visto an–
teriormente que 25 de los 211 inmuebles incluidos
inicialmenle en cl convenio enlre RHP y el I N A H
tenían un costo dc rehabililación por encima dc los
techos financieros que podría manejar el programa.
Al mismo tiempo, se presentaron problemas dc
U
.SOS
habitacionales incompatibles con las caractc-
ríslicas arquitectónicas de varios inmuebles. Así,