Al evaluar económicamente esta condición se afir–
ma que una industria utiliza, en principio, alguna canti–
dad de insumo de todas las demás, si no en forma direc–
ta, sí de manera indirecta, a través de las industrias de
las cuales reclaman bienes. Estas cadenas de producción
generan un proceso circular en el sistema de reproduc–
ción no existiendo, por lo tanto, una jerarquía natural
de ramas que haga fluir la producción desde sectores pri–
marios a los de producción intermedia y por último aque–
llos que satisfacen el consumo final. En rigor, ninguna
rama industrial es más importante que otra.
La realidad, sin embargo, nos haría pensar que ésto
es una cuestión de grado, ya que para fines prácticos in–
teresa distinguir el papel funcional que desempeñan las
distintas ramas económicas a fín de aplicar medidas de
política económica diferenciadas que estimulen una de–
terminada articulación interindustrial que se considere
deseable.
El crecimiento económico nacional, en las últimas
décadas, se basó en la sustitución de importaciones de
bienes de consumo, promoviéndose un conjunto de in–
dustrias que alimentaron los requerimientos de insumos
que estos productos requerían. Se puede decir enton–
ces que ciertas ramas ampliaron los mercados a través de
un efecto de dispersión de demandas a lo largo de una
cadena industrial. El tamaño del mercado nacional se
amplió a través de una mayor división social del trabajo.
No puede afirmarse que este proceso haya sido armo–
nioso, se acompañó por una serie de desequilibrios que se
manifestaron en la incapacidad de algunas ramas de pro–
ducir bienes básicos, de uso difundido, con el fin de apo–
yar, ya sea directa o indirectamente, a las ramas que sa–
tisfacen a la demanda final.
Tenemos por lo tanto, que muchas ramas fueron