mente a la definición del núcleo económico que constitu–
yen centros de control, desde donde se condiciona el com–
portamiento de las empresas conectadas entre si. Pero esto
no sucede necesariamente; es más, en los últimos años
las inversiones multisectoriales aparecen crecientemente
difundidas, lo cual supone la presencia en mayor núme–
ro de complejos. Esto permite tres tipos de análisis; el
primero de ellos, se basa en la determinación del conjun–
to de relaciones que se establecen en el interior del
complejo. Este corte de la realidad no da cuenta de los
movimientos del excedente entre complejos, salvo aquellos
encubiertos en las transacciones mercantiles. Se puede
luego seguir el curso del excedente mediante dos formas
posibles. Una de ellas consiste en aislar los conjuntos de
complejos relacionados entre si por la circulación no
mercantil de excedente; esto es, vinculados entre si por
la presencia de empresas pertenecientes a los mismos
complejos empresariales. Otra línea de análisis consiste
en partir de un determinado complejo empresarial y, anali–
zar su relación con otras empresas independientes o no en
los complejos sectoriales donde actúan las empresas en
cuestión. El primer corte no presenta para su elaboración
más dificultades que las ya señaladas, el segundo será lan–
to más difícil de aislar cuanto mayor sea la centralización
de los capitales en un determinado espacio económico. En
cambio el tercero es identificable por definición. El primer
tipo de análisis constituirá la parte sustancial de los estu–
dios propuestos; pero en una etapa posterior, se tratará
de avanzar en el análisis de las formas restantes.
Los dos espacios definidos constituyen formas alter–
nativas de conectar los complejos sectoriales entre sí. Por
este motivo se adopta aquí el término
"subsistemas"
para
definir a estas formas; las cuales a través de las conexiones