subrama. La dificultad de estas fuentes radica en que no
se pueden identificar las empresas cuyas demandas y / o
ofertas están destinadas a más de una rama y en la insu–
ficiencia de la desagregación de demandas y ofertas
dentro del complejo. Para cubrir estas limitaciones, la
fuente censal debe complementarse mediante la utiliza–
ción de una matriz desagregada por subrama o bien lis–
tados de productos e insumos correspondientes a cada
clase de actividad y desagregados de acuerdo con el ori–
gen nacional o importado de su procedencia, comple–
mentando con información igualmente desagregada sobre
exportaciones.
El nivel de apertura de las actividades, resultante de
la utilización de esta alternativa, diferirá entre países y
entre distintos años censales dentro de un país; por ejem–
plo la clasificación CIIU abierta a
4
dígitos registra, en el
caso de Argentina, dentro de una misma subrama, vehícu–
los y autopartes; en cambio, la misma clasificación en Mé–
xico distingue estas actividades eti subramas separadas.
Por otra parte, la clasificación vigente en ambos países
difiere en el grado de agregación con respecto a las que
reemplazaron. En Argentina, la clasificación anterior
(apertura a cinco dígitos) desagregaba vehículos y auto-
partes en subramas separadas, mientras la actual, como
dijimos, se presentan juntas. A la inversa, en México, la
clasificación anterior diferenciaba esas actividades sepa–
radas en dos subramas, mientras que la actual desagrega
las autopartes en cinco subramas.
Sin embargo, adoptar este nivel de desagregación
como punto de partida, permite más fácilmente las com–
paraciones entre actividades a nivel nacional e interna–
cional, puesto que esta información es asequible en la
mayoría de los países.