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Estudios de Arquitectura Bioclimática Vol. X
Esto nos lleva a pensar en una muy interesante pro-
puesta de Abraham Moles (1920-1992), connotado
filósofo francés, quién proponía una sociedad del
leasing
, es decir una sociedad de servicios en lugar
de la sociedad de productos que es la nuestra. En una
sociedad de servicios, uno pagaría por el servicio y
no por el producto: se compra una televisión, no por
su valor intrínseco, sino por su valor de soporte de
un servicio: en este caso, el acceso a programas.
Evocando algunas sociedades tradicionales, en dónde
se paga regularmente una cuota al médico mientras
se esté sano y se le deja de pagar cuando uno enfer-
ma (lo que obliga al doctor a afanarse para restablecer
el equilibrio original: el restablecimiento del pacien-
te y de la cuota), Moles proponía que los productos
fuesen responsabilidad del proveedor de servicios:
adquirimos, no un auto, sino el servicio de transporte
individual y corresponde al proveedor ofrecer la me-
jor opción, darle mantenimiento regular y responsa-
bilizarse de su óptimo funcionamiento, a cambio de
una cuota mensual.
De entrada, esto obligaría al fabricante a una mejor
construcción, con mayores garantías de calidad y
durabilidad y a la facilitación del mantenimiento, vía
diseño, para así optimizar sus costes. Este enfoque re-
duciría también la necesidad de publicidad y el con-
sumismo frenético. Pero el beneficio mayor de este
enfoque sería para toda la sociedad y para el planeta:
la drástica reducción de la necesidad de extracción y
procesamiento de materia prima. Habrá quién argu-
mente que, con este enfoque, se perderían plazas de
trabajo si la sociedad baja su ritmo de producción y
consumo. En realidad las plazas que se pierden (por
cierto las de menor remuneración) se ganan en el
frente del mantenimiento, el servicio al cliente y las
relaciones públicas, plazas que requieren de mayor
capacitación y que son mejor remuneradas.
En todo caso es imperativo renunciar a la producción
de objetos que a todas luces resultarán obsoletos en
30 años o menos, con materiales cuya durabilidad
supere el tiempo de vida útil de los productos que
materializa. En relación a esto, conviene citar aquí el
proyecto de un diseñador mexicano Emiliano Go-
doy quién se ha distinguido con una propuesta de
diseño sustentable, basada en unas luminarias cuyas
pantallas son hechas de la azúcar con la que se ha-
cen las tradicionales y mexicanísimas calaveras de
día de muertos.
El planteamiento aquí es interesante por varias razo-
nes: por un lado se acude a una técnica tradicional a
la que se confiere un uso innovador proyectándose a
una problemática universal; por otro lado, se aborda
el problema de reciclado, por lo menos en el caso de
la pantalla, de una manera sorprendente y eficaz. Lo
anterior nos invita a cuestionar la durabilidad de los
satisfactores materiales y a conferirle a lo efímero un
valor positivo.
nuevos materiales
Hoy en día, los nuevos materiales se caracterizan,
entre otras cosas, por expandir y optimizar los al-
cances de los materiales tradicionales, por el nota-
ble incremento de la diversificación y especializa-
ción de estos y por la combinación de componentes
que, como sucede en los organismos naturales, ge-
neran sinergias que potencian las propiedades de
los componentes.
Una de las características de la mayoría de los nuevos
materiales es su naturaleza compuesta. Un material
compuesto está constituido por dos o más compo-
nentes distintos que, armonizados entre sí, proponen
un material cuyas propiedades son superiores a la
suma de las cualidades de cada componente. Un ma-
terial cualitativamente diferente y superior.
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