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de las rutas comerciales marítimas y del comercio
mismo.
4
Inglaterra se convirtió en la principal rival de
España por su influencia en los espacios coloniales.
La guerra comercial involucró todos los territorios
transmarinos del imperio español. América, fuente
de importantes materias primas, vivió un periodo de
zozobra entre los ataques corsarios, la lenta cons-
trucción de fortalezas y los dilatados procesos buro-
cráticos para la toma de decisiones.
Las fortificaciones en las costas
de la Nueva España
Una vez consolidada la conquista española, comenzó
el flujo de mercancías y riquezas rumbo a la Península
Ibérica y, con ello, el desarrollo de puertos como lugar
de entrada y salida. Las costas se convertían en luga-
res estratégicos y, en consecuencia, requerían de in-
fraestructura militar para su adecuado funcionamiento.
La preocupación central de la Corona Españo-
la era asegurar el flujo de las riquezas hacia la Pe-
nínsula Ibérica, y esto requería la protección de los
puertos y las rutas marítimas. Las naves españolas
zarpaban de Sevilla y, tras cruzar el Atlántico, se diri-
gían a los principales puertos del Caribe y el Golfo de
México: por Cartagena de Indias salían las riquezas
de Sudamérica y se convertía en el mayor punto de
comercio de esclavos traídos del continente africa-
no; Portobelo fue puerto de salida del oro peruano;
de Campeche salían las maderas preciosas y el palo
de Campeche; y a través de Veracruz se mandaban
los recursos minerales hallados bajo el suelo de la
Nueva España.
Dos fueron las estrategias adoptadas para garan-
tizar el flujo de mercancías: una vinculada con la protec-
ción de las embarcaciones en alta mar y la otra relaciona-
da con la construcción de un sistema de fortificaciones en
las costas del Golfo de México y el Mar Caribe.
La primera era respuesta
al incremento de la pi-
ratería, y consistió en organizar un sistema de con-
voyes: “
la flota española del Caribe
” o “
flota de Indias
.”
Se creó en 1566, compuesta por potentes galeones
y barcos mercantes. Partían cada año del puerto de
Sevilla y, posteriormente, de Cádiz. Tras cruzar el
Atlántico se dividía en dos partes: una tenía como
destino los puertos del Golfo de México, y la otra los
puertos del Caribe. El retorno se realizaba a través
del puerto de La Habana, en donde nuevamente se
reunían las flotas para la travesía de vuelta.
El sis-
tema de convoyes adoptado por el imperio español
funcionó entre 1566 y1790, y fueron embarcaciones
de propósito general utilizadas para el transporte de
una gran variedad de artículos y personas. En gene-
ral fue una empresa exitosa, ya que en los más de
200 años de su funcionamiento, sólo dos convoyes
fueron hundidos o apresados. Adicionalmente, en
1638 se creó la
Armada de Barlovento
, una institu-
ción militar diseñada como elemento esencial en la
política española en el Golfo de México y el Mar Cari-
be, protegiendo el comercio y las costas del territorio
español en América, que empezaba a ser codiciado
por las potencias europeas rivales; funcionó como
un sistema de guardacostas. Por distintas razones,
su eficiencia fue muy baja y finalmente fue disuelta
tras la firma del tratado de Utrecht en 1712.
5
Una segunda estrategia fue fortificar los princi-
pales puertos y construir un sistema de defensa en
las costas del Golfo de México y el Mar Caribe. La
complejidad que conllevaba este proyecto exigía una
visión global que permitiera abordar la problemática
en tres niveles: continental, regional y local.
6
Para
ello, Felipe II creó el cuerpo de ingenieros militares,
que trabajó en la planeación y realización de las
obras militares, tanto en Europa como en América.
Como responsable fue nombrado el ingeniero mili-
tar italiano Tiburzio Spannocchi, quien fungió como
4 R. Rosero Jácome,
La guerra de
mercados del siglo XVIII: Inglaterra vs.
España en las colonias de América y Asia,
Anuario de la Universidad Internacional
SEK, N° 3, Santiago de Chile, 1997, pp.
85-102.
5 M. Rodríguez Viqueira,
Arquitectu-
ra militar, génesis y tipología
, LIMUSA,
México, 2010, pp. 143-150.
6
R. Gutiérrez, “Los ingenieros milita-
res en las fortificaciones del Caribe”, en El
Caribe fortificado, Escala, Colombia, 1994,
p. 35.
G
aleón
español
de
la
F
lota
de
I
ndias
.
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