Contra un Diseño Dependiente - page 18

jen en los despachos profesionales desarrollando labores secundarias que
son de gabinete y no de práctica de campo. El resultado es una educación
que proviene de la actividad profesional sin el contacto auténtico con el traba­
jo práctico y que, por consiguiente, representa un acercamiento bastante
abstracto a la labor profesional que requiere nuestro país.
.Ya que hemos visto que la práctica profesional y sus limitaciones teóricas
son una constante en nuestro medio y que de este campo proviene la mayor
parte de los profesores, resulta evidente que se forma al estudiante dentro
del mismo esquema limitado. Cabe destacar que muchos de estos profesio­
nales buscan en la docencia ese estímulo en el estudio teórico que la labor
cotidiana profesional no les da; sin embargo la limitación en tiempo así como
las ocupaciones profesionales, han impedido que se pueda desarrollar un es­
fuerzo continuado de lo que podría ser sumamente enriquecedor. Esta situa­
ción ha impedido formar auténticos centros de investigación dentro de los
docentes universitarios y, por consiguiente, no existen trabajos ni equipos
que influyan tanto en lo académico como en la práctica profesional.
Nuestra insistencia en la falta de un mayor enfoque teórico tanto en la labor
profesional como en la docente, resulta del hecho de comprender que la de­
pendencia tecnológica y cultural sólo se puede romper mediante el desarrollo
de modelos disciplinarios que redefinan el campo y la práctica desde un mar­
co teórico general, interdisciplinario y derivado de nuestra realidad concreta.
La labor profesional debiera ser de intensa búsqueda hacia nuevas alternati­
vas sobre nuestras posibilidades concretas, y no la actual repetición de lo co­
nocido y la implantación indiscriminada de métodos y técnicas importadas
que después se reiterarán al infinito.
Es conveniente considerar dos aspectos fundamentales en este sentido: es
el marco teórico, de donde nace la metodología, el que da la posibilidad de
elegir entre las diversas técnicas la idónea para cada problema; y es sólo a
partir de una disciplina capaz de observar y estructurar los problemas que
sus objetivos pueden resolver, que se puede hablar de una autonomía. Estas
dos consideraciones además de no estar resueltas en el campo profesional
ni en el académico, en ocasiones ni siquiera se contemplan como importan­
tes. Al dejar a un lado la observación del contexto de los problemas así como
la estructuración de éste, el estudio del diseño se da a nivel de hipótesis for­
mal utilizando técnicas conocidas. El resultado de esto es una concepción de
producción y no un campo con un proceso proyectual propio dentro del cual
se incluye el proceso productivo para la implementación material de sus obje­
tos.
Si a lo anterior agregamos el hecho aparentemente insalvable hasta ahora,
de no poder realizar materialmente los proyectos que el estudiante desarro­
lla, podemos entender el grado de abstracción en que se desenvuelve el es­
tudio universitario: el marco teórico se compone de teorías aisladas que
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