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marcado la historia de las ciudades o países en don-
de se encuentran, por lo que se les clasifica como
patrimonio histórico y cultural, además en los mo-
mentos de su construcción se realizaron cuantiosas
inversiones, una vez que su uso original dejó de ser
necesario, los gobiernos locales destinan importan-
tes cantidades de sus presupuestos para su conser-
vación, adecuación y mantenimiento para que estén
en condiciones de algún uso alternativo.
Al ser edificios revestidos de un halo de miste-
rio debido a los hechos históricos y leyendas creadas
por la fantasía popular, despiertan interés y curiosi-
dad morbosa. Actualmente en México, la mayoría de
las fortificaciones resultan muy atractivas para la in-
vestigación sociológica, antropológica, arqueológica,
arquitectónica e histórica así como para el turismo
cultural, muchas de ellas por sus dimensiones y em-
plazamiento albergan museos, bibliotecas, galerías,
archivos y se realizan eventos culturales, académi-
cos y sociales.
Por otro lado, muchas prisiones que dejaron de
funcionar como tal, se convirtieron en museos de si-
tio como Alcatraz en California EUA, o se les dio un
nuevo uso, como la antigua cárcel de Oxford Ingla-
terra actualmente convertida en hotel, otros casos
similares son: la antigua prisión de Charles Street en
Boston EUA, hoy Hotel Liberty, o el Hotel ex Cárcel
de Pisagua, Chile; en cambio otros se han adecuado
para usos comerciales como restaurantes y galerías.
Un caso particular es la ex cárcel de Lecumberri (el
ex Palacio Negro), que originalmente fue proyectada
para Penitenciaría de la Ciudad de México y funcio-
nó como tal hasta 1976.
Después de un proyecto de rearquitectura, se
convirtió en el Archivo General de la Nación. Anterior-
mente confinaba personas y actualmente guarda el
acervo histórico de una nación: la intención de uso para
confinar o guardar es la misma, el objetivo es diferente.
En esta investigación se analizan algunas cir-
cunstancias, coincidencias y similitudes desde el
punto de vista urbano hasta el arquitectónico que a
lo largo de la historia han relacionado a estas dos
tipologías.
Con respecto a la cuidad
Similitudes con respecto al emplazamiento: en am-
bos casos, el emplazamiento de estos equipamien-
tos se pueden dar dentro del tejido urbano o en los
límites de este, dependiendo de los objetivos espe-
cíficos de uso; es decir, como fortalezas militares,
formando parte del amurallamiento perimetral de la
ciudad o dentro de la trama urbana en múltiples ver-
siones: cuarteles, edificios gubernamentales, casti-
llos, monasterios, arsenales, alhóndigas o almace-
nes. Los penales, siendo un equipamiento para la
ciudad: como unidades de detención momentánea
(separos en comandancias de policía), cárceles pre-
ventivas, reformatorios para menores infractores, en
cambio las penitenciarías para convictos se ubican
casi siempre fuera de las ciudades, pero mantenien-
do una fluida comunicadas con ellas.
En la antigüedad, las prisiones como tales no
existían, en Grecia, en el siglo VII a. C., se utilizaban
grandes cámaras subterráneas o socavones como
separos
o
apandos
y no contaban con ningún servi-
cio, a veces ni siquiera tenían ventilación, en donde,
una vez detenidos, se confinaba a los delincuentes
mientras estaban en proceso, lo más común es que
fueran sentenciados a ser ejecutados, mutilados o
a permanecieran en estas cisternas, situación que
equivalía prácticamente a ser condenado a muerte,
ya que la mala alimentación, la insalubridad total y
la convivencia con fauna nociva (ratas, cucarachas
y otros bichos) los hacía presa de enfermedades e
infecciones casi siempre fatales.
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