Tema y Variaciones 42 - page 30

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Tema y variaciones de literatura 42
el dominio directo, es decir, que son de propiedad nacional. El 22
de junio de 1892, Porfirio Díaz promulga una nueva Ley de Minas
que concede a los superficiarios el derecho para explotarlo sin ne-
cesidad de concesión o denuncio, tal como sucedía en Estados
Unidos: el petróleo es propiedad del superficiario.
Con esta ley, afirma José López Portillo y Weber,
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se da prin-
cipio a la contratación del subsuelo a cuyo amparo se inicia la ex-
plotación petrolera en México por las compañías petroleras, las
cuales adquieren enorme poder y monopolio, traen al país, como
antes los españoles, ruina de petroleros honrados, cohecho, deli-
to, voracidad, crimen y traición, y dejan tras de sí una estela de
ruina y desastre
.
Dos. 1901, Ley pro compañías extranjeras para la explotación
de zonas federales.
El Presidente Díaz, por afecto al inglés Pearson, dicta, el 26 de
diciembre de 1901, la Ley que autoriza la explotación petrolera
de los terrenos baldíos nacionales, zonas federales y lechos co-
rrientes y masas de agua en México, concediéndole por diez años
libre importación de maquinaria y exención de impuestos. Con
esta ley el Presidente le regala no sólo el petróleo del subsuelo de
México durante cincuenta años, la libertad de refinarlo sin costo
alguno y la exención de todos los impuestos, sino también la po-
blación para ser esclavizada y sin derechos. En compensación por
este gran favor, el inglés Pearson obsequia en 1910 al Presidente
Porfirio Díaz unas acciones de su compañía petrolera, el Águila, en
sus lujosas oficinas de la segunda calle de Puente de Alvarado.
Y tres. Indígenas y analfabetismo.
Las regiones petroleras se encuentran en zonas de población
indígena, 90% analfabetas que no hablan el español, ni pueden
documentar sus derechos de propiedad sobre sus predios. De ma-
nera que los habitantes se encuentran indefensos frente a los ex-
perimentados y utilitaristas agentes de los yanquis e ingleses, a
quienes no les importa el derecho ni la moral, pues tienen la
anuencia del Presidente del país.
Mediante estos tres factores, el Presidente Díaz no sólo abre
las puertas del país a la inversión extranjera del petróleo, la favo-
rece concediéndole leyes a su favor y origina la opulencia en am-
bos empresarios, como lo asevera Puig Caussaranc, “en el Ebano,
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López Portillo y Weber, José,
El petróleo de México
, pp. 10-12.
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