cercanía a las oportunidades dc empleo allí concen–
tradas.
La estrecha arlieuiaciñn espacial entre vivienda
y empleo en la Ciudad Central, se pudo comprobar
a nivel dc ta población atendida por cl programa
RHP. El 38.5 % dc ias familias enlrcvisiadas^ lie¬
nen uno o má.s miembro (s) que trabaja en ci barrio
en donde viven (Cuadro N" 4.1). lie haber prcjíun-
tado la localización
d e
.su lugar de Irabajo a los
d e –
más, ias rcspuesla.s hubieran señalado mayorilaria-
mcnle a ia delegaci6n Cuauhtémoc.
En efecto, cl Plan de Desarrollo Urbano
d e l
Distrito Federal eslimaba en l'WO que el >I5% dc la
PEA residente en esla delcgaciím lenúi un empleo,
o
desarrollaba alguna actividad económica,
en
e.sle
mismo espacio.
Así, cl "arraigo" dc la población rcsidcnle en
los viejos barrios centrales, del cual se habló tanto
en un pasado reciente, no tiene solamenle aspectos
sociales (redes familiares, dc conipadra/jío,
e l e )
o
culturales (la inlcgratión a
unu
"subeullur
^i"
de "po¬
bre/a" o de "vecindad"!, sino liimbiín económicas.
En esle úlllmii as
(K
-clo, el
"arraigo"
cs
la expresión
de una inserción económico-espacial
c
.sfíecilica, ar-
liciil.ida, a
la
ve/, con un iiabiial
Llelerii
^rado y
d c
(^¿yo
costo, y con ci espacio donde se
ciK
'ucniran
concentradas
l a
mayor parle
d e
las oporiiuiidadcs
de empleo del Arca Metropolitana,
Una
eondicinnante del Programa; la íiit-rte inciden–
cia de inmuebles con usus com partidos
En la Ciudad Central, las acsividades eeonómi-
cas no solamente comparten cl barrio y la calle con
ei uso habitacional, sino que tainbiòn muchas veces
lo hacen dentro de un mismo inmueble. Esla silua–
ción se deriva, en parle, del paulatino desplaza-
mienio de!
uso
habitacional por usos más renlahies,
Esie fenómeno se está dando desde hace varias
d í -
cadas en muchos barrios y colonias del Cenlro, En
ia
Merced, p<ir ejemplo, muchas viviendas fueron
utilizadas como bodegas para almacenar productos
perecederos. Tal es cl caso, también, de varios
cuarlos
dc
vecindades en el corazón del barrio dc
Tepito (calles dc Tenochlillán y A/lcc;is), ulili/ados
para guardar mercancías vendidas en cl l¡;injíuis.
En otras árciis, fueron las actividades dc produc–
ción, tales como talleres de imprenta o de confec–
ción, las que ocuparon inmuebles inicialmente des–
tinados a la vivienda^'
La coexjslencia de la vivienda con otro tipo de
usos en un mismo inmueble tiene que ver, por olra
parte, con un patrón hislórico de estructuración del
espacio construido en el t!entro Hislórico, En los
edificios coloniales, por ejemplo, las bodegas y co–
mercios, ocnpaiían originalmente las plantas bajas,
mientras las habitaciones dc sus propietarios esla
ban en el primer piso y, en su ca.so, las plantas su–
periores se destinaban a los empleados, servidum–
bre, estudiantes, ele. Como forma "adaptada" de la
casa colonial, la vecindad retomó esle patrón de
usos mezclados; se alquilaron locales artesanales y
comerciales con acceso a la calle (las "accesorias"),
ya sea en forma independiente, o como anexo dc
cuartos-habitación interiores.
Los procesos históricos, tanto dc usos compar–
tidos dentro de un inmueble como de desplaza–
miento dc viviendas por actividades económicas, se
expresan hoy en día en la mezcla dc actividades en
la mayoría de los predios en la Ciudad Central, Co–
mo mucsira dc esta situación, se presenta a conli-
nuaei^n un .málisis de
I
,íi87 predios con u,so habila–
cional, íjiii,- están comprendidos dentro de las cua–
tro ,ireas testigo^.
Si exluimos [os jiredios ocupados por "casas so–
las" y unidades habilaeionales, sóUi el 3H% de los
predios con uso habitacional eslú ocupado única-
menle por viviendas. En cl Ó2% réstame ei uso ha–
bilacional es compartido con locales comerciales,
talleres productivos o giros de "servicios" (Cuadro
4.2). E.stüs porcentajes promedios no dan cuenta
dc las grandes disparidades existentes entre las
áreas estudiadas. Mientras en la colonia Doctores
el porcentaje de predios con uso habitaciunal com–
partido varía entre 511% (para los edificios dc de–
parlamentos) y 4Ü% (para las vecindades), en la zo–
na dc La Merced, este porcentaje llcgaal
9íi%
en el
caso de las vecindades (Cuadro
4.2). Este último
dato confirma lo anotado al principio del capítulo,
a saber que ejdsle una mayor heterogeneidad del
uso dei suelo en el Centro Hislórico que en cl resto
de la Ciudad Ccníral, En cl conjunto de ésta, no
existe sin embargo una mayor incidencia de usos
compartidos en las vecindades que en los edificios
dc deparliimcnios (ó4%y (>1 %, respcclivanienlc),
ITl método de análisis utilizado, por olra parle,
se liniiló
,1
ееп,чаг la existencia dc algtin uso no ha
bitacional dentro de un edificios dc vivienda, sin
cuamilicarlo en relación a la totalidad dc la supcrfi-