dios.
ED
casos extremos, el programa tuvo que
construir un número de accesorias casi igual al de
las viviendas: Granada # 41: 13 viviendas, 10 acce–
sorias; Libertad #153: 15 viviendas, 15 accesorias.
En otros predios, el número de accesorias resulta
impresionante: Alfarería # 24: lfi2 viviendas, fi2 ac–
cesorias. El número de accesorias por predio varía
mucho, pero es notorio que los predios localizados
en el Centro Histórico (Zonas
X9
y
n )
tienen un
mayor nú
mei
o dc locales comerciales, !• mismo
que cn el caso de Tepito.
4.2 Renovación
Habitaciona! y
Mejoramiento
Urbano.
El
"Reordenamiento Urbano": Un objetivo
inicial
que quedó incumplido
Entre los objetivos del programa de RHP figu–
ran los de:
- "Reconstruir y reorganizar las zonas margina–
das que fueron afectadas por los sismos cn el
Di.strito Federal, con base en principios de
reordenamiento urbano y desarrollo social;
- "Establecer un.j política de desarrollo social
que considere (..) dotar los servicios dc cquip
.i-
mienlo uriíano complemenlariii tales como de
salud.cducación, de recreación, dc agua pota–
ble y de otros básicos;
- "Combatir la especulación del suelo urbano y
promover el adecuado uso y destino del suelo'.
Estos objetivos expresan la necesidad, percibi–
da en las semanas posteriores al sismo, dc plantear
una reconstrucción dc las áreas dañadas que con–
templara no solamente la vivienda de los damnifica–
dos, sino también al conjunlo de su enlomo barrial.
Se hablaba cn aquel entonces de rescatar los pre–
dios con derrumbes totales para generar nuevas
áreas verdes y dc esparcimiento, de acelerar la des-
concentración de la Ciudad Ccnlral y de reuhicar la
industria textil.
Por parte dc los grupos técnicos de apoyo a Iíls
organiz.acioncs de damnificados, se planteaba una
reordenación urbana que, más allá de la vivienda,
integrara los aspectos medio-ambientales, dc viali–
dad y transporte, dc empleo, equipamiento y servi–
cios urbanos. Los arquitectos y urbanistas, miem–
bros del Comité Popular de Solidaridad y Recons–
trucción (COPOSOR), y que integraban la Comi–
sión del Proyecto Alternativo del Programa de Re–
construcción definieron varios criterios de diseño
urbano en este sentido (Ramírez Saíz 1986, 5 y 55).
Exislía, además, el antecedente dc proyectos dc
"planes" o "programas de mejoramiento", para va–
rios barrios de la Ciudad Central que habían sido
elaborados en años anteriores, tanto por parte del
D.D.F, (en el caso dc La Merced), como por gru–
pos universitarios asesores dc organizaciones ba–
rriales (en el caso de los barrios de Los Angeles, dc
Tepito y de La Ciudadclaj.
A pesar de lo anterior, el programa RHP se
limitó a una acción fundamentalmente viviendista.
Esta situación no es nueva. La acción habitacional
pública casi siempre se limita a la producción de
unidades habitacionales, y a las obras indispensa–
bles que las conecten con las redes de vialidad, de
agua potable, drenaje y energía eléctrica. Como re–
gla general, los organismos públicos de vivienda -
entre ellos RHP - actúan en función de la disponi–
bilidad de suelo urbano, en forma autónoma y sin
coordmación con la planificación urbana. Aunque
se reconozca teóricamente que la vivienda es un
elemento importante del ordenamiento urbano, en
1.1 práctica las acciones públicas dc vivienda escasa–
mente cumplen con los reg!:imentüs de /unificación
y de construcción vigentes.
En el caso del proceso de reconstrucción de las
áreas dañadas por los sismos cn la Ciudad Central,
la falta de coordinación se hizo otra vez patente, al
programarse las diferentes acciones en materia dc
equipamiento (educación, salud y abasto), de in–
fraestructura (daños en las redes de agua y drena–
je), de planificación urbana (programas de barrio,
programas parciales dc desarrollo urbano), de em–
pleo (reapertura dc fucntci de trabajo) y dc vivien–
da, cn forma aislada y no integrada. Cada "sector"
del Gobierno Federal y cada Secretaría de Estado
.se encargó dc los problemas de su competencia, se–
gún sus propias normas y disponibilidad dc recur–
sos. El "nivel de corresponsabilidad sectorial", que
figura en los instrumentos de planificación urbana,,
reveló ser más una yuxtaposición dc acciones, in.sti-
luciones y niveles de (iohicrno, que un inslrumenlo
de ordenamiento urbano concertado.
Varias condicionantes concurrieron a cristali–
zar dicha situación. En primer lugar, por la situa-