Tomás Bernal Alanis
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Gandhi, Rabindranath Tagore y, sobre todo, Romain Rolland, músi-
co y escritor de alma noble y generoso con los mejores ideales de
esa Europa secuestrada por la guerra y por el odio, para Zweig la
amistad con este último significó:
Y Romain Rolland es ese hombre musical en lo más hondo de su ser.
La música le enseñó en primer término a considerar a todos los pueblos
como una unidad de sentimiento. Pero no captaba sólo la música con el
sentimiento, también con la inteligencia, con el empeño, con la pasión.
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IV. Demonios sueltos
Rolland estuvo presente en el desencanto que sufría Zweig entre las
dos guerras mundiales. Autor de aquella novela
Rio Jean Christo-
phe
(1904-1912), que marcó el espíritu europeo por encontrar voces
que acercaran a los hombres en disputa a un acercamiento espiri-
tual.
Por ello, en una carta de Stefan Zweig a Hermann Hesse, firma-
da el 13 de diciembre de 1922, recrea el autor la afinidad con el es-
critor alemán más allá del tiempo y la amistad:
También yo siento, cuando miro en retrospectiva todos estos años, que
entre nosotros hay una curiosa andadura conjunta en la lejanía. No es
casualidad que, hace ya más de veinte años, hayamos comenzado con
esa afinidad en la poesía y luego hayamos coincidido una y otra vez en
cuestiones decisivas como la guerra o Rolland[…]
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Peregrino de Europa y América, Zweig busca una salida a la crisis
del hombre. Su pacifismo se acentúa y sus conferencias sobre luga-
res y grandes hombres lo llevan al misterio de la creación. Esta con-
ferencia dada en Estados Unidos en 1938 sintetiza en mucho su
pensamiento en el campo del arte:
Así pues, si queremos expresar en una fórmula el auténtico acontecer
del proceso artístico, no debemos hacerlo con la disyuntiva “inspira-
8
S. Zweig, “Romain Roland”, en
El legado de Europa,
Barcelona, Acantilado,
2003, p. 112.
9
Hermann Hesse, S. Zweig,
Correspondencia,
Barcelona, Acantilado, 2009,
p. 128.