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Tema y variaciones de literatura 42
mis lotes pequeños a pequeñas compañías independientes (p.
62)”, y en otro invierte su dinero: “de mis veinte perforaciones en
Amatlán y Zacamixtle –1920–, seis por lo menos serán grande po-
zos de esa zona (p. 59)”.
Él no escucha la voz de la razón, sino la locura que viene de
las ninfas, porque su ambición es mayor, por eso no atiende el
consejo de Márquez, el ingeniero geólogo, localizador de pozos
petroleros:
Es traidor el petróleo, don Samuel. Tiene la virtud de volver locos a
los hombres, para hacerlos arriesgar los miles o millones que había
hecho ganar. […] ¿Cree usted razonable que la huasteca vaya a com-
prar petróleo al vecino o a facilitar sus oleoductos, mientras no haya
una ley que lo obligue a ello, para disminuir sus ganancias en la par-
te de subsuelo en donde está perforando ella también? Por esto los
perforadores independientes fracasarán, y sólo habrán servido, lo
mismo que las compañías pequeñas y sin oleoductos, para aumentar
la demanda de lotes y para encarecer las parcelas, capitales que us-
tedes perderán, si cometen la tontería de querer sacar por sí mismos
su petróleo. Todas esas gentes que han invertido su dinero en qui-
méricos porcentajes de pozos que no contarán con oleoductos, ¡qué
harán con su petróleo si lo llegan a obtener?¡con qué lo conducirías
al extranjero si no quieren comprártelo las compañías dueñas de los
barcos?”.
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En los tres casos, las consecuencias de estos inversores indepen-
dientes es el fracaso económico, como aconsejaba el personaje de
La hermana impura
. En el caso de Puig Casauranc, “los sesenta y
tres lotes de don Samuel, con sus diez pozos salados, nada valían.
Los sueños de fantástica riqueza habían volado. Ahora lucha con
el Banco para conseguir el dinero suficiente para pagar los contra-
tos de las últimas tres perforaciones. La depresión física y mental
le trajo la tremenda tifoidea que lo tenían postrado (p. 79)”.
Y en el de Monterde, la ambición lograda de Carlos le acarrea
consecuencias. Primero, lo orilla a los vicios, pues “está siempre
rodeado de mujeres y de gente mala (p. 85)”. Segundo, le provo-
ca la lucha entre hermanos, “Los extranjeros arrojan unos –herma-
nos– a otros para que se maten, ellos, como los cuervos, invaden
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Puig Casauranc, José Manuel,
op. cit
., pp. 60, 61 y 63.
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