Dolores Rangel
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digenista precisamente porque son estos indígenas los protagonis-
tas de la misma, con su propia problemática gestada a lo largo de
siglos y en choque constante y en desventaja frente el mundo del
blanco y del mestizo.
La crítica y los estudios no han sido abundantes y tampoco
homogéneos. Hay dos tesis dedicadas a la obra de Magdaleno que
hay que mencionar. Una de ellas es la de Joanne Ratchford (1967)
que hace una revisión de la obra de Magdaleno, así como de su
ideología y su concepto sobre la misión del escritor. La segunda es
de Dennis Parle (1977) en donde estudia la estructura de
El res-
plandor
en función del tiempo. En cuanto a la crítica, hay opinio-
nes encontradas sobre el valor de la novela. Sommers, por ejem-
plo, considera que la novela peca de “verbosidad estilística” (46),
que “el lector se sienta a recibir pasivamente una insistente afluen-
cia de prosa agobiadora, que lleva la trama al borde del melodra-
ma” (46-47). De los personajes dice que “son simplificados y son
típicos” (47). Sommers estima que la visión del indio es paterna-
lista y que la novela implica que los valores de los indios son ana-
crónicos. Censura a Magdaleno por ser incapaz de “separarse
emocionalmente de sus personajes” y que es un “intérprete om-
nisciente de la vida y del mundo” (50). Sommers también critica el
que, si bien los autores de la revolución abordaron problemas in-
mediatos que evidenciaban una conciencia nacional, tenían limi-
taciones conceptuales: “Las fuerzas sociales son tan abrumadoras
que son monolíticas. Cualesquiera nociones dialécticas de la socie-
dad políticas, económicas, históricas, sociales, están oscurecidas
por la simplificación.” (53). Considera, además, como una limita-
ción, las técnicas narrativas usadas por Magdaleno por ser “alta-
mente tradicionales” (54).
Por otro lado, Brushwood considera que “es la mejor novela
mexicana de los treintas” (371). Valora precisamente la individua-
lización de ciertos personajes, el uso de pasajes con corriente de
conciencia y la sensibilidad histórica de Magdaleno. Igualmente va-
lora los momentos poéticos por “el uso del lenguaje como por su
poder de sugestión” (371). Agrega que
El resplandor
es una no
vela indigenista, una novela de la Revolución, una novela política
y, sobre todo, una novela de protesta social por el fracaso de la
revolución. Brushwood destaca que “más importante aún es la iden
tificación de las personas con la tierra” (371). Partícipe de una va-
loración positiva es Bernal Alanís quien también la considera “una
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