Tema_y_variaciones_44_completa - page 13

Antonio Marquet y Edilberta Manzano
11
nente de la exclusión, sino tener como eje a los marginados socia-
les, lo cual significaba un retorno a los principios evangélicos de
inclusión y caridad. Para Agustín Yáñez la solución a una sociedad
hermética centrada en la difusión del miedo y en ejercer la repre-
sión de la conciencia, pasaba por la práctica política, derivada de
una revolución, a la que se consagrará María, sobrina del cura
Dionisio Martínez; por dejar atrás la vida de un pueblo de mujeres
enlutadas, para estudiar, música, por ejemplo, como lo hace Ga-
briel. Para Yáñez todo consistía en fomentar la vida política y cul-
tural frente al poder de la religión entendida como un ejercicio de
encierro, como pantomima. Para Salazar, una catedral no es sede
jerárquica, sino recinto espiritual que acoge a los pecadores. El im-
pulso religioso nace del creyente, de sus necesidades espirituales
más que de la opresión eclesiástica.
Si los dos primeros libros de Salazar le llevaron una década de
escritura, en dos décadas Severino Salazar publicó cinco novelas
Donde deben estar las catedrales
(1984),
El mundo es un lugar ex-
traño
(1989),
Desiertos intactos
(1990),
¡Pájaro vuelve a tu jaula!
(2001),
La locura de las flores
(2003), tres novelas cortas:
Llorar
frente al espejo
(1990),
La arquera loca
(1992),
Tres noveletas de
amor imposible
(1998); cuatro libros de cuentos:
Las aguas derra-
madas
(1986),
Cuentos de navidad
(1997),
Cuentos de Tepetongo
(2001),
Mecanismos de luz y otras iluminaciones
(2004); y un en-
sayo:
Ensayos y artículos reunidos
(2013). Se trata de una obra entu-
siasta, infatigable y honda. Una obra que exige relecturas.
La riqueza que presentan los dos primeros libros permite una
gran cantidad de exploraciones. Sin duda una que parece impos-
tergable sea comenzar a examinar su obra narrativa en su conjun-
to, para descubrir incidencias y reiteraciones (la reiteración como
retorno de lo reprimido), así como la lógica que anima el proyecto.
Severino Salazar no sólo escribe cuentos de una gran profundidad,
sino que mientras narra, expone su propia poética. En algunos pa-
sajes de
Las aguas derramadas
se puede observar qué pensaba el
escritor de Tepetongo sobre el proceso de escritura. Acerquémo-
nos solamente al momento en que se desencadena el dispositivo
escritural. Refiriéndose a Paulina Zúñiga, el narrador lleva al lector
hasta la habitación de la melancólica y permite de esta forma ob-
servar el instante en que, en medio del silencio y de honda intros-
pección, la mujer toma la pluma:
Temas_44.indb 11
21/10/15 15:05
1...,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12 14,15,16,17,18,19,20,21,22,23,...218
Powered by FlippingBook