como Inglaterra, Francia Alemania o Italia, se ha conver-
ido en la política de moda.y su ejemplo cundió a países
y regiones distantes entre sí y alejadas como Japón, la
India.Canadá, Africa, Latinoamérica e incluso China y la
Unión Soviética. (González, 1990: 75)
En el caso de México la reprivatización ha sido
intensa. Este proceso se inició con el Presidente De la
Madrid, existiendo en ese entonces 1155 empresas
paraestatales; Carlos Salinas continuó con esa tenden­
cia, y a fines de 1991 quedaban tan sólo alrededor de
269 empresas (González, 1992: 36) varias de las cuales
ya se han vendido y otras están en proceso de venta.
En otros países de América Latina, el proceso repri-
vatizador también se ha dado, aunque con diferentes
modalidades y resistencias.
En Chile ese proceso se ha verificado en una gran
amplitud, mientras que en Brasil el proceso de privatiza­
ción ha sido modesto, y en el caso de Argentina durante
el gobierno de Alfonsín se verificaron pocas transferen­
cias, aunque con la administración de Menem se ha
tratado de intensificar el proceso. (Giade, 1991)
De acuerdo a datos recientes del Banco Mundial,
(Kikeri, 1992: 22) entre 1980 y 1991 se han vendido a
nivel mundial 6,832 empresas paraestatales, la mayoría
en Europa del Este. Tan sólo en la República Democrá­
tica Alemana se han phvatizado 4,500 empresas, pero
se espera seguir vendiendo muchas más, de hecho en
ciertos países, el proceso de transferencia de empresas
estatales al sector privado recién empieza.
Salta a la vista que el proceso de privatización
significa no solamente la venta de las empresas del
gobierno a la iniciativa privada,las consecuencias de
esta transferencia se remiten sobre todo, a ta pérdida de
la capacidad de los órganos estatales para e jercer un
control sobre ciertas ramas económicas, de esta manera
el Estado se debilita en su poder de concertación, mien­
tras el poder privado crece.
Las tendencias del neoliberalismo que han intenta­
do restarle relevancia a la acción de los gobiernos en lo
tocante al manejode la economía,han demostrado igual­
mente concederle poca importancia a los objetivos so­
ciales de crecimiento, empleo, o igualdad de los agentes
sociales. Como ha planteado Ibarra: "En buena medida
la ocupación, la expansión real de la producción o el
reparto de las rentas nacional es, son variables de ajuste,
esto es. se amoldan exprofeso a la consecución de los
objetivos superiores de la estabilidad de precios o de la
competitividad en los mercados internacionales" .(Iba­
rra, 1990: 30)
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