c i ó n e c o n ò m i c a , social у cullura] más r á p i d a y, al mismo tiempo, socialmente más
j u s t a que cualquiera otra factible de l o ^ a r en las condiciones del capitalismo.
Sobre la base d e esa p a r i d a d militar, y de la suposición - q u e a la postre se de-
m o s t r a r í a d o b l e m e n t e e r r ó n e a - que ese tipo de socialismo garantizaba un creci
m i e n t o necesariamente más r á p i d o y superior que im capitalismo supuestamente
i n c a p a z de d e s a r r o l l a r nuevas fuerzas productivas, los teóricos d e l PCUS formula
r o n la idea q u e d o m i n a r í a la línea p r i n c i p a l del pensamiento socialista de posgue
r r a . Sostuvieron q u e si se lograba evitar una guerra nuclear, el c a m p o socialista
aventajaría en c a p a c i d a d p r o d u c t i v a al capitalismo eo pocos decenios ( m u c h o an
tes de la finalización d e l siglo x x ) , l o que r o m p e r í a el equilibrio d e l p o d e r mundial
e n su favor m e d i a n t e la incorporación masiva de los países capitalistas dependientes a
su esfera de influencia y la progresiva transformación interior
áe
los propios países capi
talistas avanzados p o r o b r a d e la acción d e los partidos comunistas nacionales.
A l lado d e esta c o n c e p c i ó n estratégica - y estrechamente vinculada a e l l a - se
desarrolló o t r a alternativa d e lipo dependiente-tcrcermundista radical, que de
mostraría ser i g u a l m e n t e errónea. C o n f o r m e esta última, el d e r r u m b e del capita
lismo no p r o v e n d r í a d e l c r e c i m i e n t o e c o n ó m i c o de la U n i ó n Soviética y los países
industrializados d e E u r o p a del Este, sino del desarrollo de revoluciones naciona
les en el tercer m u n d o , que r o m p e r í a n c o n el mercado capitalista mundial, estati
zarían la p r o d u c c i ó n e impulsarían procesos de industrialización autónomos (o
conectados d i r e c t a m e n t e ai c a m p o socialista) que privarían a los países capitalis
ta-imperialistas d e los sobrebenericíos derivados de la explotacióa de la periferia.
L a similitud c o n el anterior, está en el intento p o r generalizar la m i s m a vía estatis-
ta-burocrática en el desarrollo socialista nacional de cada país, enfatizando en
otro tipo de m e c a n i s m o de transición m u n d i a l al socialismo: la creencia de que el
capitaÜsmo n o p o d r í a subsistir sin el saqueo del tercer mundo.
L a experiencia histórica ulterior destruiría, sin embargo, estas expectativas.
La crisis del stalinismo de los cincuenta (frustrado intento reformista de Jrushov),
la ruptura chino-soviética o las invasiones a H u n g r í a y Checoslovaquia, constituye
ron sólo preavisos q u e o p e r a b a n en u n contexto que p a r e d a ser cada vez más fa
vorable ( r e v o l u c i ó n cubana, guerra de V i e t n a m , revolución cultural china). E n el
decenio de los setenta, el tercer m u n d o fue sacudido por una oleada impresionan
te de revoluciones o movimientos nacionalistas adscriplas • aliadas al campo so
cialista, en V i e t n a m , K a m p u c h e a , L a o s , Afganistán, Y e m e n del Sur, Irán, Libia,
Angola, M o z a m b i q u e , C a b o V e r d e , Guinea-Bissau, Etiopía, Z i m b a b w e , Benin,
Congo-В razzavi 11e, Madagascar, la R e p ú b l i c a Sarahuí, Nicaragua, Granada, Ja
maica о S u r i n a m . S i m u l t á n e a m e n t e , el curso de los acontecimientos internaciona–
les en esa d é c a d a n o p u d o ser más desfavorable al capitalismo y al imperialismo.
Tras la desastrosa d e r r o t a sufrida p o r los Estados Unidos en V i e t n a m , aparece lu
OPEP en 1973, y estalla en 1974 la esperada crisis global del capitalismo, a un nivel
de p r o f u n d i d a d y generalidad sólo alcanzada en la gran depresión de los treinta.
Pero el c o n j u n t o d e estos acontecimientos, en lugar de constituir el prólogo del
triunfo m u n d i a l d e l socialismo b u r o c r á t i c o , es el comienzo de su ruina.
A diferencia de l o sucedido en la anterior gran crisis del sistema capitalista en
los años tremía, el socialismo de Estado de los setenta no se c o m p o r t ó m e j o r que
las economías industriales d e Occidente, ni en E u r o p a del Este, ni en la periferia
asiática, africana o latinoamericana. Bajo el signo de la decadencia brezhneviana,
la economía de la U n i ó n Soviética y de ios demás países del c a m p o , e n t r ó en una
era de pert'maz declinación y estancamiento,^ a pesar de los supuestos beneficios
que debió brindarle la crisis d e l capitalismo y el excepcional elevamiento de los
precios del petróleo, p r i n c i p a l p r o d u c t o soviético de exportación.^ Es en este con–
texto que c o m e n z ó a declinar acentuadamente el nivel de vida de la p o b l a c i ó n y
aparecieron síntomas m u y graves de descomposición social, c o m o la generaliza–
ción del alcoholismo, el ausentismo laboral o ta aparición en gran escala de la co–
rrupción administrativa, el m e r c a d o negro, la prostitución, que se hicieron p ú b l i –
cos en la década siguiente.
E n el piano exterior, la descomposición se expresó principalmente en la apa–
rición de las guerras intersocialistas (invasión de la U n i ó n Soviética a Afganistán,
de V i e t n a m a C a m p u c h e a , o d e China a V i e t n a m ) y en la p artici piación de cente–
nares de miles de soldados soviéticos, nctnamílits o cubanos en guerras civiles in–
ternas en Afganistán, C a m p u c h e a , Etiopía o A n g o l a . Este tipo de intervención m i –
litar generalizada, j u n t o al incremento de los subsidios a los gobiernos involucrados
en estas guerras, m e r e c i ó el repudio del pueblo soviético, y gravó a ú n más a una
economía cada vez más frágil. Este conjunto de elementos degenerativos pasaron
a adquirir una d i n á m i c a incontenible cuando el fin del auge petrolero de los años
ochenta, creó una situación económica insostenible.
A un nivel p r o p i a m e n t e interno, tal situación debe ser vista c o m o el resultado
del agotamiento del patrón de desarrollo e c o n ó m i c o extensivo de " a c u m i d a c i ó n
socialista originaria" h e r e d a d o de la etapa stalinista,^ y los esfuerzos p o r p r o l o n -
3Tras haber crecido a una lasa ccicana al 6 por cíenlo entre 1950 y 1970. el producto nacional bru–
to de la Unión Soviíiica redujo tu dinamismo a un ЭЛ por ciento en 1971-75 y a un 2.8 por cíenlo en
1976-80 (Goldman,
URRS in criiis,
Norton, Nueva York, I9S3). De alK adelante, conforme reconoce
Abel Agambcgyan, el crecimiento Гие práclicamenle nulo.
4
Según
I>
icvisu inglesa TTie
Economiii.
entit
los
alios 1974
y
I9S0 la producción soviética de pe
tróleo (el principal producto de exportación del pai's), creció en cerca del veinte por ciento como
it-
sullado de la incorporación a la producción de los enormes campos del occidente de Siberia, en un pe
riodo en cl que los precios inlemacionaics se multiplicaron quince veces, lo que dio al pai's ingresos
externos superiores a los cien mil millones de dólares. (Ver Sección Rnanciera de
Excelsior
del
7
y в
de junio de 1990). Tales ingresos externos en divisas fuertes, fueron la base material que perniino la
consideróle ampliación del apoyo económico y militara los pafses atrae uropeos del campo socialista.
^ El patrón de acumulación desarrollado por la Unión Soviética en U « я stalinista (1929-S4), te
basó en lo fundamental en las propuestas del principal economista Irolskysla E. Prcobasbensky. que
preconizaban la necesidad de que la transición al socialismo fuera precedida de una etapa de acumula
ción socialista originaria. El rasgo central de esa polilica, fue la construcción acelerada de una base in
dustrial pesada de propiedad estatal, mediante la exacción de la economía campesina y ia maximiu-
ción de la inversión industrial. Un aspecto fundamental de esta polfíica, fue 1э colecliviíación TorTada
de la agricultura
y
la estalización del conjunto de la economia. Como sei\ilaiemos luego, esle lipo de
politica condujo inevitablemente a la burocratización extrema de la vida tocíal y a la postración de la