garlo iofrucíuosamente en oirás condiciones, históricas. C o m o es sabido, la econo
mía slaUnista siguió una orientación extremadamente voluntarisla ~ d e estableci
miento de metas subjetivas y maximización dc la bversión a toda costa-, sustenta
da en la extrema centralización de las decisiones y el control, en c1 uso
dispendioso dc los recursos naturales, los materiales y ta fuerza dc trabajo, que j e
rarquizó el crecimiento de la industria pesada y militar en desmedro d e la agricul
tura y la industria productora de bienes de consumo. Este patrón p u d o funcionar
en las condiciones de un país r u r a l y analfabeta, conmovido por el mensaje revolu
cionario y patriótico, que contaba con grandes reservas inutilizadas d e m a n o de
obra y recursos naturales. Pero dejó de hacerlo al aparecer condiciones e c o n ó m i
cas, sociales y culturales que requerían de desarrollo económico sustentado en el
cambio tecnológico, el elevamiento sistemático de ta productividad y la calidad del
trabajo, la descentralización de las decisiones y el uso cuidadoso de los recursos
naturales y el m e d i o ambiente.^ A pesar d e ia enorme experiencia y bibliografía
que se a c u m u l ó en este sentido desde la década dc tos sesenta, ni la U n i ó n SoviiLtÍ-
ca, ni tos países industrializados de E u r o p a del Este, pudieron realizar exitosa
mente un tránsito al "socialismo desarrollado" por razones consustanciales a la
propia organización social del sistema.
E n el p l a n o estrictamente económico, la transición fue bioqueda p o r u n c o n
junto de factores consustanciales ai p r o p i o régimen eslatista burocrático. P r o b a
blemente el principal obstáculo al cambio, parece tiaber estado cn ta baja p r o d u c
tividad media del trabajo, y especialmente en ia tendencia hacia et estancamiento
o ta reducción dc la misma.^ Esto fue resultado, tanto del exceso relativo det per
sonal y la utilización dc tecnología obsoleta cn casi todas tas ramas industriales -
excluida la militar-, como de la falta de verdaderos incentivos al trabajo y ta еП-
ciencia. E n este último aspecto, se conjugaban el sistema de planeamiento y
agriculiura. VíaK al rcspíclo n i irabajo "Campo y ciudad en la transición sodalista.
Las
casos Je la
URSS y
China",
Teorluy PoUika,
nám.
S,
Míxico, scptiembn de19S1.
^ La entrada de la Unión Soviética y los países de Europa Orienta! en una nueva fase
á,c
desano-
llo económico de tipo "inlersiva" (en conlraposición a la anterior de
naturaliH
"eirtinsiva")
fue plan
teada muy claramente
por
Osear Langc cn 1963. " t ^ economía de los países socialistas (URSS y Eu
ropa del Este) -escribía Latige- ha madurado",
"ha
dejado de ser una economía subdesariollada para
converiiise en una economía industrial moderna", compleja y diveisiricada. Por esa razón, "para man
tenerci desarrollo económico hay que pasar de los medios extensivos a los medios intensivos. Medios
intensivos quiere decir aumento de la productividad del iratiajo, aumento de la eficiencia de la organi
zación de la economía nacional y del progreso técnico". (Véase Jorge
Mv^ni, Daorrolloy
socialisnio,
Buenos Aires, 1969, pp. 118-120).
' Antes de que la Unión Soviética cayera en el estancamiento brczhnevisti, ia productividad del
tiabajo industrial en el país se hallaba en una propoceión dc 1 « 2J en relación a la de la industria
norteamericana (A. Всгртп,
Produciividad y íisiema sociah Rusia y OceiiUiat.
EUDEBA, Buenos
Aires, 1981). Pero, desde entonces, la productividad del trabajo sovie'tico creció muy lentaincnte hasta
1978-80 y parece haber caído sensiblemente desde entonces (cuando el estancamiento del producto
coincidió coa el continuo ciecimlento del empleo arcsstiado par el ciecimicnto demogr
^Ko).
Гог ello, el
retraso frente a Estados Unidos tiene que hatieise acentuado muy seiuiblemenle,pn]bablcmcnte al nivel
de 1 a3J hada Tíñales de la década dc ios ochenta. Ел cuanto a la agricultuia, la diferencia es mucho mayor
aúnypuede situarte
СГ.
la aci^lidadal nr^ldc I a ¡D(77ii:£<:ofiiMtúitkl9iIcabríldc 19S3),
organización centralizados (que sólo requería de tas cmpresaf el c u m p l i m i e n t o
formal d e tas directivas), el rezago dc la p r o d u c c i ó n de bienes de c o n s u m o (que
hacía ilusorios los mayores ingresos monetarios), cl r é g i m e n de p r o m o c i ó n (que
prcnúaba la lealtad política y el c o n f o r m i s m o social por encima de ta eficiencia cn
el trabajo) y la exclusión dc tos trabajadores dc la participación en la gestión y los
logros de tos colectivos de trabajo.
O t r o obstáculo fundamental fue el parasitismo burocrático que absorbió la
mayor parte del excedente económico. D e n t r o de él, destaca el e n o r m e gasto m i l i –
tar que consumía entre el quince y el veinte рюг ciento del p r o d u c t o nacional, y es
taba asociado al desmesurado peso dc la industria bélica y ta concentración d c los
mejores recursos productivos. E n csle c a m p o - c o m o en el de otras categorías b u –
rocráticas- ta reducción del gasto i m p r o d u c t i v o hubiera liberado enormes recur–
sos para financiar !a reestructuración y atenuar los impactos sociales negativos de
la misma. Pero precisamente a este nivel, c o m o cn el de la extrema centralización
de ta ptanillcación y cl arbitrario sistema de decisiones económicas y burocráticas
reproducidas a l o ancho y largo del sistema, se concentró la principal resistencia
del sector más poderoso y n u t r i d o dc ¡a clase dominante.
L a r i ^ d e z de la organización económica tuvo su correlato en la vida poUtÍca.
E n todas parles la unificación del Estado y el partido en el poder coincidió con la
total supresión de la democracia en los diversos niveles dc la vida politica, social y
cultural. E l l o afectó particularmente a tos sectores más dinámicos de la población,
generalizó el conformismo social e i m p i d i ó la conformación potencial de centros e
ideas de recambio. E n esas condiciones, las posibilidades d e r e f o r m a del sistema
q u e d a r o n necesariamente confinadas a iniciativas d e ta p r o p i a cúpula c o m o lo de–
mostraría el fracasado intento de Jrushov o los intentos de renovación húngara o
checoslovaca aplastadas por el ejército soviético. Sólo en Polonia p u d o desarro–
llarse tardíamente - y a en cl contexto dc la decadencia brezhneviana-, un movi–
miento opositor de masas nuclcado en t o r n o a ta clase obrera (Solidaridad) y la
Iglesia católica, que llegó a adquirir una fuerza social y política impresionante (sin
igual en ningún país capitalista).
A esta evolución interior, se le s u m ó las consecuencias de los cambios m u n –
diales. Desde Hncs dc los años setenta ta economía capitalista m u n d i a l entró de
lleno cn la reesLructu ración basada en ta revolución informática, que tendrá las
conocidas consecuencias sobre el desarrollo dc las fuerzas productivas, los modos
de comunicación, consumo y vida, y - p o t e n c i a l m e n t e ^ de la p r o p i a tecnología m i –
litar. C o n cüa surgía a nivel mundial el nuevo tipo dc economía basada en la auto–
matización, la flexibilidad, la calidad y la descentralización, que comenzaría a vol–
ver obsoletos a enormes masas de capital fijo, destrezas laborales y conocimicnlos
administrativos anteriores. E l l o tenía lugar en u n m u n d o cada vez más internacio–
nalizado y competitivo, que imponía a todos tos países ta necesidad de adecuarse
a las nuevas condiciones bajo pena dc m a r ^ n a m i e n t o internacional y descomposi–
ción económica y social.
Ctiina fue el primer país socialista (fmcs de los setenta) que m o d i f i c ó radical–
mente su orientación económica para tratar dc adecuarse a las nuevas c o n d i d o -