fascismo y el nazismo, o de izquierda, como en el caso
de la Rusia socialista.
El Estado benefactor o de bienestar (Welfare State)
Implicaba un cambio fundamental en las relaciones entre
Estado, sociedad y economía. La teoría liberal tradicional
concibe al Estado como un conjunto de instituciones
organizadas racionalmente, cuyos objetivos, valores y
funciones eran garantizar la libertad, la convivencia pa
cífica, la segundad y la propiedad, pero sin intervenir en
la esfera económica. Es decir, el orden político liberal no
sólo hacía una distinción tajante entre Estado y socie
dad, sino que incluso los concebía como dos sistemas
con un alto grado de autonomía.
Como lo ha planteado Picó: "En principio el Estado
es visto como un instrumento pasivo cuya función con
siste solamente en facilitar las reglas y el marco en el
que operan las fuerzas sociales, sin tomar ningún prota
gonismo en el cambio social, y a lo sumo responde a
los problemas que genera la economía de mercado"
(Picó,
1
987:
4)
. Bajo tales supuestos, el Estado no debía
tratarde modificar el orden social natural, sino habría de
limitarse a asegurar las condiciones mínimas para el
funcionamiento espontáneo, y cuando mucho, a interve
nir transitoriamente para eliminar algún bloqueo en la
dinámica del orden autorregulado de la economía.
Estas concepciones que habían prevalecido desde
la época de la Revolución Industrial y de Adam Smith,
empezaron a mostrar debilidades e ineficiencias en un
mundo que había cambiado sustancialmente desde en
tonces. La modernización, la Industrialización y un siste
ma mundial crecientemente complejo reclamaba ajustes
en el funcionamiento del sistema capitalista que la auto
rregulación no era capaz de proporcionar.
En la etapa de desarrollo capitalista de las décadas
de los treinta y cuarenta, el Estado no podía limitarse a
asegurar las condiciones del orden social prevaleciente,
ni a vigilar simplemente los disturbios que se presenta
ban en el mecanismo económico. Lo que la realidad
histórica reclamaba en ese momento era el compromiso
de un Estado que se propusiera de una manera racional,
la instrumentación de una serie de reformas económicas
y sociales que cristalizaran en un nuevo pacto social que
legitimara políticamente el orden capitalista de la pos
guerra, y que lo afianzara económicamente.
Por supuesto, esto implicaba que los valores ideo
lógicos mantenidos por el liberalismo clásico no desapa
recerían, sino que se mantendrían y reforzarían
adquiriendo un contenido nuevo. Se seguiría luchando
por la libertad, la democracia, y por todo aquello que ya
figuraba tradicionalmente en el espectro ideológico del
capitalismo, pero lo importante era que esas transforma-