vía. la seguridad social en H o l a n d a y N u m c g a (ingresos asegurados), la se
g u n d a d social en Australia (Castlc. IVS'- pp.
H2
y ss.): y una distribución
Igualitaria de la renta en N o r u e g a y Suceía ( T h e r b o r n . I I S T I constituyen
c i c m p l o s importantes de c o m o el m a n t e n i m i e n t o de las condiciones nece
sarias para la reproducción ampliada de la fuerza de trahaj[> puede conver
tirse en un bien ptjblico. según sean las distintas comunidades nacionales.
F n la medida en que el e m p l e o sea e l á s i u . ' con respecto a ta demanda,
c o m o en Noruega y Suecia durante la cijsis, y en gran m e d i d a también en
.Tapón, el pleno e m p l e o puede ser t a m l v c n un bien público
l 'na vez establecidas, instiiucíonalizail.is c internalizadas, las reglas co
munitarias son resistentes e inertes al c a m b i o . .Sólo tienden ;i cambiar cuan
d o el cambio de los par.lmelros hace iiii|'<isiblc la consecuciiin de los ob
jetivos existentes. E n otras palabras, los I,suidos de Riencstar que consi
deran la reproducción ampliada de su pobl.ición c o m o un bien público na
cional son m u y resistentes a ios ataques v al cambio.
Pero los bienes públicos son succptib)es de generar lo que en la Teoría
de la Elección Colectiva se d e n o m i n a "(.onccstión». La generalización del
acceso al bien público y por tanto el a u m e n i o de beneficiarios, puede tener
efectos negativos sobre la calidad del servicio por lo menos en el servicio
de los antes privilegiados. Por e j e m p l o , en ausencia de otros efectos, se pue
d e n generar colas. E n respuesta a esto. I.ts empresas c o n grandes recursos
o los individuos ricos es posible que o p t e n por la provisión privada de ser
vicios, que pueden estar subsidiados pi>r el Estado mediante deducciones
impositivas u otros sistemas. E n este sentido las posibilidades futuras del
Estado de Bienestar d e p e n d e r á n de su capacidad financiera y productiva
para ofrecer unos servicios de m a y o r calidi>d D e otra manera existe el pe-
liitro inherente de que el Estado de Bienestar se convierta cn un subópti-
m o . Hasta ahora este p r o b l e m a de « c t m g c s t i o n " ha recibido m u y poca aten
ción en la defensa política c iniclectual del
f
-'siado de Bienestar.
f j u e el m e r c a d o sea un m;il p r o v e e d o r de servicios públicos no quiere
dcsir que los sistemas estatales existentes sean necesariamente lo más efi
cientes. O t r o s sistemas de intervención ile ios tres que tiene disponibles el
Estado de Bienestar: dinero, regulacii'in v servicios, pueden ser más efi
cientes. E l e n d u r e c i m i e n t o de las condií iones económicas y el mayor ta-
maiío de los Estados de Bienestar w c i t l e n f a l e s contempiiráneos nos debe-
lia llevar a esperar una m u c h o m a y o r preocupación por la eficiencia de los
f
siíidos de Bienestar en el f u t u r o Parte de esta inquietud se desarrollará
sin duda — y ya se está d e s a r r o l l a n d o — a partir de ideologías contrarias al
Estado de Bienestar,
Pero en lo que a bienes públicos se relicre. las soluciones más raciona
les seguirán siendo soluciones públicas, I ,i p i o b a b i l i d a d de alcanzar bue
nas soluciones a u m e n t a r á , sin d u d a , en la medida en que la gente activa
mente c o m p r o m e t i d a con el Estado de Bienestar se c o m p r o m e t a en la bús
queda de soluciones más eficientes.
A m o d o de conclusion p o d e m o s decir que los p n n d p a l e s retos ц jos que
se enfrenta el Estado de Bienestar, en lo que a la p r o \ i s i ó n de bienes p ú –
blicos se refiere, son: la xenofobia, el cambio en los parámetr.'is significa–
tivos de la rivalidad internacional y el p r o b l e m a de la congestion
A u n q u e
en términos globales es de esperar que los Estados de Bienestar en los que
la provisión de bienes públicos sea m u y i m p o r t a n t e , c o m o los Pauses Es–
candinavos y I-lolanda. mantengan un alto grado de estabilidad .lun en si–
tuación de tensión por la existencia de desempleo masivo estable, piir ejem–
plo Por otro lado, hay que esperar un m a y o r seguimiento de l
.i
provisión
de bienes públicos por parte del Estado de Bienestar en lo que a eficiencia
se refiere y. discusiones ideológicas aparte, potenciar la consideración de
otras posibles vías de organización pública distmtas a las exisiemes en la
actualidad.
L a
Provisión Estatal de
Bienes
Privados: F.l F.Mado de Bienestar orrio
escenario de conflicto
social
O i m o oferente de bienes privados, cuyo c o n s u m o entra c n competen–
cia c o n el de los bienes producidos p o r el sector p r i v a d o , el Estado de Bie–
nestar se ve envuelto en el marasmo de la lucha redistributiva y las rela–
ciones de poder. U n elemento básico a tener en cuenta a este respecto es
que no se puede seguir considerando al Estado de Bienestar c o m o un ele–
m e n t o ajeno a los conflictos distributivos. C o n la silenciosa transformación
del capitalismo avanzado cn los años sesenta y primera m i t a d de los seten–
ta — c u a n d o las transferencias de la Seguridad Social, en el c o n i u n t o de la
O C D E pasan del 6.8 del P N B en 1960 al 12.8 % en 1975. y el pasto pú–
blico total del 28,9 al .W,4
%
( O C D E , 1985. pp, 63-64). c u a n d o cn Europa
Occidental el e m p l e o público aumenta mientras el e m p l e o privado dismi–
nuye desde mediados de los sesenta ( R o s e . 1985. pp. 60. 10.^, 131. 170.
2 0 7 ) — el Estado se convierte en uno de los principales escenarios de de–
sarrollo de las negociaciones y la lucha distributiva. En 1980. cn Europa
O c c i d e n t a l , cerca de la m i t a d O más de los receptores de ingresi^s tenían
en el Estado su principal fuente de renta, bien en forma de transferencias
(principalmente pensiones) o c o m o sueldos y salarios. — e n Estados Lini-
dos cerca del 40 % — . Los dalos estimados por Rose (1985. p 401 están
sobredimensionados al suponer, de f o r m a incorrecta, que todos los desem–
pleados reciben subsidio de desempleo ( T h e r b o r n . 1986. p, 67), Fsiimacio-
nes realizadas por el autor sobre estadísticas oficiales, para el caso de H o –
landa, muestran c ó m o en 1983 el 43
%
de todos los hogares holandeses tu–
vieron su principal fuente de ingresos en las transferencias públicas. lal que
considerando las remuneraciones de los empleados públicos y cuasipúhli-
cos alrededor del 60 % de los hogares recibían del estado su ingreso prin–
cipal.