Kl malestar
D e tudas f o r m a s , hay un malestar pcneraí con respecto al Estado de Bie–
nestar, que en ningún caso se limihi al espectro político conservador. En
el continente E u r o p e o eslc nuileslar
f s
un f e n ó m e n o particularmente im-
p o r l í i n l e , tanto en el á m b i t o pctlílico u n n o intelectual. F
.'ji
un borrador re–
ciente .sobre un nuevo p r o g r a m a de p u l i l i t ü social,
\a
comisión ejecutiva
del Partido Social-Demócrata A l e m á n ".ctiala: «El c a m b i o en la situación
e c o n ó m i c a ha d e j a d o a la politica social ,i ki defensiva- ( S P D . 1986. p. .S)
Lln dirigente del Partido Comunista Italiano. C l a u d i o N a p o l e o n i , se mani–
festó en este sentido de forma m u c h o más drástica: •• . . l o m o productor y
oferente de servicios sociales, las mstituciones públicas (1 ente pubblico)
lian g e n e r a d o deficiencias que no se pueden mantener por más tiempo»
( r U n i t a .
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de j u n i o de 1986). E n t r e lus Verdes alemanes también predo–
m i n a una o p i n i ó n fuertemenle crítica -.obre el Estado de Bienestar existen–
te en la actualidad. Los resultados de las elecciones suecas de 1982 — c o m o
las noruegas de 1985— se pueden leer en clave de apoyo a cierto retroceso
del E s t a d o de Bienestar, en las elecciones de 1985 el Partido M o d e r a d o (e!
más conservador de los partidos poliiíais suecos) cenirn sus ataques en ta
política social. L a organización del F'-iado de Bienestar sueco y su cuasi-
m o n n p o l i o en los servicios sociales y •-;mitarios se cuestiona cada vez con
más frecuencia, incluso en l.is editonnles y debates piililicos del Partido
S o c i a l - D e m ó c r a t a en el poder. Desde finales de la década de los setenta
también se ha desarrollado una corriente critica del Estado de Bienestar
desde posiciones de izquierda (Str;issci, 1979. Rosanvallon. 19S1. Offe.
I9K4. H a b e r m a s . 1985, por citar sólu a algunos de los autores más influ–
yen les)-
A u n q u e m u c h o s de los argumentos teóricos críticos no resistan el con–
traste e m p í r i c o , sería un error recha
/,ii
por ello su i m p o r t a n c i a . La crítica
y el c u e s t i o n a m i e n t o de los Estados de Bienestar actuales traspasa los cir–
cuios neoconservadores que hasta ahora habían d o m i n a d o el debate en el
m u n d o anglosajón. Los científicos sociales deherian ir más allá de las con–
troversias políticas actuales, y no dejar sólo a los filósofos y a los teóricos
no empíricos la tarea de interpretar el m u n d o .
H a y tres aspectos claves relacionados c o n el malestar c o n el Estado de
Bienestar, E l p r i m e r o , especialmente importante en A l e m a n i a Federal, se
centra en el final del pleno e m p l e o , ctic-tiona la deseabilidad de una hipo–
tética vuelta al m i s m o , basándose en les destructivos efectos que tendría
ci c r e c i m i e n t o e c o n ó m i c o necesario para mantenerlo, y apoya la separa–
ción de fa Seguridad Social y el meteai.li> de trabajo. E l segundo aspecto
está relacionado c o n el p r i m e r o , y considera al desemplcn c o m o un factor
i m p o r t a n t e que contribuye a un fen<inn
;iH'
más gciicml de desintegración
social, m i n a n d o la legitimidad del
íisi
.nlo de Bienestar, El tercero se cen–
tra en la eficiencia del Estado de B i e m s t a r c o m o proveedor de bienestar.
Es importante t o m a r estos temas en serio, abordando su estudio
desde
una
aproximación tanto teórica c o m o empírica.
E n términos generales, se puede decir que la mvestigacicín desde las
ciencias sociales sobte el Estado de Bienestar carece
de
una ^ase teórica
suficientemente desarrollada. Este artículo j u n t o con otr>>s i l l i e r b o r n .
1987) tiene c o m o ot^ietivo el contribuir a su rclanzamiento, defendiendo
que el malestar serialado con respecto al Estado de Bienestar se puede c o m –
prender m e j o r desdi- una aproximación teórica alternativa.
Diferenciando «Estado Keynesiano»
y
«Estado d« Bienestar»
Los conceptos d e Estado Keynesiano de Bienestar ( O f f e , WH4. cap. 8)
o de «Pacto K e y n e s i a n o « . en el que el Estado de Bienestar es un elemento
crucial ( R o s a n v a l l o n . 1981, p. 1.10) son teóricamente eslénies e mcorreclos
desde un p u n t o de vista histórico. Son incorrectos desde un p u n t o de vista
histórico porque las instituciones modernas tienen sus origenes, y se con–
f o r m a r o n de f o r m a i m p o r i a n t e . antes de que se adoptaran las teorías kev-
nesianas y las políticas macroeconómicas de control de d e m a n d a . N o stMo
la legislación de B i s m a r k se anticipa al Keynesianismo. sino que también
tanto la seguridad social americana de los años treinta c o m o la importante
«reforma de las pensiones» de A l e m a n i a Occidental de 1957, se aprobaron
en una época en la que el presupuesto federal se regía
t o d a M
. i segtjn los
criterios de las unidades domésticas (Shonfield. l % 5 , p. ZS-li B e v c n d g e .
c o m o es lógico, conocía la dependencia del sistema de segundad siwial del
pleno e m p l e o , p e r o la Ley de Seguridad Social Británica (British National
Insurence A c t ) de l
'J
'Ió se basaba en el supuesto de
u n a
tasa de d c s c m p l e n
del 8.5 % { D e a c o n . IVSI. p. 63). o sea. la misma tasa de desempleo de A l e –
mania en 1984 y 1985 l O C D E . 1986. p. 185). T o d o parece mdicar que el
m i s m o Keynes no consideró la posibilidad de que el desempleo cayera por
debajo del 6 % .
El concepto de Estado Keynesiano de Bienestar es estéril \ poco afor
t u n a d o desde un p u n t o de vista teórico, ya que recoge de forma conjunta
la política social de! Estado de Bienestar, la dirección macroeconómica key-
nesiana y el c o m p r o m i s o con el pleno e m p l e o , tres cosas q u e . tanto desde
un punto de vista lógico c o m o en la práctica, están separadas
La política social puede incluir prestaciones por desempleo en
a u s e i K i a
de pleno e m p l e o , una opción claramente seguida en Bélgica inmediatamen–
te después de la g u e r r a , que puso en marcha subsidios de desempleo sin
limitación t e m p o r a l sjn poner en marcha una política de e m p l e o activa. Ja–
p ó n ha llevado a
c a b o
hasta hace poco una política económiea kcynesiana
c o m b i n a d a
c o n
un l o i n p r o m i s o de las empresas privadas
ciiii
el pleno e m –
pleo y con un Estado de Bienestar manifiestamente poco desarrollado
t i
Estado de Bienestar siiiío es también bastante restringido, v su política eco-