C o n un 41)-fif)
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de la pohiacion i l i i e í l . i m c n t e afectada, la provisión de
hicnes privados por parle del F.stado dt Iticnestar no se podrá eliminar por
medios democráticos; más Liiin, con'-idei:ido c o m o un escenario donde se
ilecidc la distribución del producto, el I ^lado de Bienestar es inmune a ar-
i-iimenios de legitimidad y eficiencia
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'n escenario económico no es ni le-
jíiiirno ni iicgitimo. ni eficienle. ni incfii icnio. simplemente está ahí, existe
jK
'r s) mismo y su topología debe ser mnsiderada por todos aquellos preo-
inpados por los problemas de d i s i r i b u t u m l o d a la problcmálica de la cri-
SI4 de Icgilimactón presupone que el
I
si.nlo de Bienestai es algo externo
a la vida cotidiana de la m a y o r parte de la población, algo precario que tie–
ne que ser mantenido por el esfuerzo .olidario de la gente. Pero éste ya
no es el caso. La provisión estatal d t hicncs privados es una manifestación
<le las relaciones de poder, que puedi
.'ii
adoptar la forma de compromisos
más o menos estables. Por lanto, esi;i s u i d a a los cambios en las relacio–
nes sociales de poder. Los Estados de Bienestar de la Europa Continental,
con la excepción de H o l a n d a y ios lisiados anglosajones y Japón, ligera–
mente por encima de los m í n i m o s , son p r e d o m i n a n i c m c n i c proveedores de
bienes privados, que cubren dislinlus iipos de intereses sin una susten-
i.ición en normas comuniiarias geiui.iles. Por eso mismo es de esperar
que csios sean más conflictivos y menos estables que el modelo escandi–
navo. El futuro de estos Estados de Hienestar. y en términos más gene–
rales, el futuro de la provisión pública de bienes privados, se debe dis–
cutir en términos de relaciones de poder, analizando el debilitamiento
de los intereses creados existentes y el nacimiento de nuevas formas de
poder
La crisis económica, con la teeslnieüiración geográfica y espacial que
lonlleva, y el desempleo generado, lia piovocado el dcbílilamiento y la d¡-
visKín de la clase trabaiadora. La rel.iliva tranquilidad con la que los de-
scmpleados han asumido su destino p u c l i - deberse, en gr;!n p a n e , a la exis-
lencia de subsidios públicos. Pero esia aeiilud de los desempleados y los
pobres está probablemente indicado \\\ estrato de los traba |;idores más prós–
peros, de forma directa, que el e m p e o r a m i e n t o de las lupidiciones sociales
de parte de la clase trabajadora genera muy poco o niiiíiiin coste externo
al resto de los trabajadores. Por tanto, es de esperar que los desempleados
de larga duración y los grupos de ir.ib^oadores no organizados o con orga–
nizaciones débiles pierdan, tanto ahor
;i
ccuno en el f u l u i o más inmediato,
los conflictos distributivos relaeion;idos con el Estado de líienestar. Con–
cretamente esto significaría subsidios t k desempleo más bajos, pensiones
de invalidez inferiores, o mcm)s accesibles en los casos en los que se han
utilizado c o m o subsidios de descmpici' permanentes encubiertos y. por In
menos, una disminución relativa de las pensiones y seguros de enfermedad
para los trabajadores de salarios ha
|i
's v de forma general para aquéllos
Clin
una posición débil en el mercado de irabajo.
I
a bii'.(|iieda de una respuesta adeiuiida. para aquellos de nosotros que
encontramos esta perspectiva difícil de aceptar, pasa p o r la mvesiigación
de las posibles líneas políticas de reunifícación de la clase o b r e n
Parece ser que los vencedores de las transformaciones sociales de la ú l –
tima década han sido los directivos/ejecutivos, y quizá ciertas caiemutas de
trabajadores especializad is, en los sectores en expansión del secior priva–
d o . Estos grupos ejercerán en el f u t u r o presiones para conseguir subsidios
con vistas a acceder
a
una seguridad social y unos servicios mas
CÍCIUSIVCK.
y un m e n o r grado de imposición general.
H a y otras fuerzas sociales que también han visto aumentado su p o d e r
social U n a está formada por las mujeres, c o m o resultado dej a u m e n t o de
su participación en la educación superior y de su m a y o r incorpoi .ición al
mercado de trabajo. E n el mercado de t r a b a j o , la m a y o r parte de las m u –
jeres pertenecen a los sectores más débiles, y por tanto son susceptibles de
sufrir los efectos de la división de la clase trabajadora m e n d o n a d o > con an–
terioridad Pero, por о н о lado, la m a y o r tasa de p a r t i a p a c i ó n s o n il de las
mujeres ejercerá una presión creciente sobre el principio del h o m b r e c o m o
cabeza de familia, concepto alrededor del cual se han estructurad!' la m a
yor parte de las prestaciones sociales en la E u r o p a continental L
.is
m e d i
das antisexistas recogidas en la Tercera Directiva de la C E E , que se están
p o n i e n d o en práctica en
la
actualidad, la m e j o r a de los derechos
a
pensio
nes de las mujeres ancianas en A l e m a n i a Federal —las llamadas T r u m m e r -
frauen. que levantaron el país de las ruinas tras la g u e r r a — son u n b u c n
e j e m p l o de esta tendencia, aunque n i n g u n o de los dos casos hay.i estado
libre de críticas desde posiciones conservadoras.
U n tercer grupo de importancia creciente, aunque m u c h o menos signi
ficativo que los directivos del sector privado y las m u j e r e s , es el l o r m a d o
por una nueva categorí;i do individuos marginados de la corriente principa!
de la sociedad. N o son m proscritos ni individuos «derrotados", -.що gente
que «abandona» la sociedad y empleados en condiciones
precarÍLis
con c o n
siderable formación social. Ellos, y un estrato de intelectuales v empleados
del secior público relacionados culturalmente con ellos, constituyen la base
social de las demandas de unos ingresos básicos o m í n i m o s independientes
del mercado de trabajo, y de apoyo estatal a las iniciativas de creación de
e m p l e o por parle de los propios desempleados.
A u n q u e en el futuro previsible no es fácil que se consiga la creación de
un sistema universal de ingresos m í n i m o s , es de esperar que se generen
fuertes presiones en dem;inda de financiación municipal para servicios so
ciales organizados de f o r m a cooperativa y para hacer menos restrtetivas las
normas existentes de acceso a los servicios sociales.