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Candelaria y Plano 9. Fortificación garita de San Lá-
zaro). La altura del cerco en todas ellas era de 2 varas
2/3, por 3 varas 1/2 de grueso, en su base y 2 varas
3/4 en su “cresta”. Se edificaron de tierra apisonada re-
vestidos de adobe o de tepetate; tenían una banqueta
de 1 vara de ancho por 1 de alto y 1 1/2 varas de ram-
pa para la subida, revestida de césped o de tepetate.
Los fosos fueron cavados con 2 varas de profundidad,
7 varas de ancho en su parte superior y 4 en el fondo.
En la garita de Peralvillo, por ejemplo, se cotizaron 401
varas de muro y 180 de foso, mientras que en La Can-
delaria 180 varas de muro y 128 de foso.
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Una obra complementaria fue el pretil, de 1 1/2
varas de alto, que se levantó en la azotea de las ga-
ritas, desde donde los vigías permanecían en alerta
constante. Mientras que otros centinelas fueron ubi-
cados en “garitas” de madera de oyamel, pintadas
al óleo y con el techo cubierto de plomo, para su
“conservación”.
Para levantar los muros y abrir los fosos, ade-
más de la mano de obra del llamado presidio de
Santiago, el virrey Félix María Calleja, solicitó a los
gobernadores de las parcialidades de Santiago y de
San Juan que proporcionaran al menos diez hom-
bres diariamente para emplearlos en la obra de forti-
ficación. Por este oficio se sabe que la parcialidad de
San Juan se excusó argumentando que ya había 72
indígenas de ese distrito trabajando en la Ciudadela,
por lo que solo la parcialidad de Santiago estuvo en
condiciones de enviar trabajadores.
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En relación a las puertas, cabe aclarar que úni-
camente se encontró evidencia de que se hubiera
construido la de Belén, en 1777 (
Ver Figura 1. Garita
de Belén
); y de que en los años noventa, por orden
del virrey segundo conde de Revillagigedo, el inge-
niero Miguel Constanzó, había diseñado y presu-
puestado las puertas para el resto de las garitas, que
sin embargo, nunca llegaron a edificarse. Fue hasta
21
Idem
22 AGN, Historia, vol. 37, ff. 126-127
F
ortificación garita de
S
an
L
ázaro