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te. En la traza de Cartagena de Indias de Antonelli
de 1594 la fortificación se superponía a la ciudad y
los arrabales quedaban fuera. Ya en la traza de 1597
la ciudad aparece perfectamente definida en sus lí-
mites por el perímetro abaluartado y aparece como
ejemplo único de ciudad amurallada. Los fuertes son
atribuidos a Spannocchi y a Cristóbal de Roda.
“
El fuerte de San Felipe de Barajas y la batería
de San Fernando de Boca chica, emplazada frente al
mar, presiden el conjunto. Todas estas fortificaciones
han llegado hasta nuestros días prácticamente ínte-
gras, a excepción del fuerte de San Felipe, que está
muy deteriorado. Se conserva incluso el cerco casi
completo de las murallas y buena parte de sus caño-
nes originales, caso único en el contexto americano,
que convierte a Cartagena en uno de los enclaves
fortificados más espectaculares del continente.”
6
Panamá
cuando existía el “Régimen de Galeo-
nes”
se había convertido en una vía de cruce entre los
mares y por lo tanto, en un centro comercial muy im-
portante para los territorios desde donde se transpor-
taban las mercancías desde el puerto Nombre de Dios,
en el Caribe, y a través del Itsmo, por vía terrestre por
el Camino Real en mulas
hasta la Ciudad de Panamá
en la costa del Pacífico y desde donde salían también,
por el Camino de Cruces hasta San Lorenzo.
Francis Drake continúa con sus ataques y la
concentración evidente de riquezas en Panamá lo
lleva a Nombre de Dios. Por la noticia de su llegada,
la ciudad había sido evacuada y estaba defendida
sólo por 60 hombres. Ante la superioridad británica,
y tras breve resistencia, los defensores se retiraron
a la sierra. Los ingleses penetraron en la ciudad y
la saquearon. Consolidada la posición, Drake inició
los preparativos para su objetivo final, el asalto de
Panamá.
7
El presidente de la Audiencia de Panamá ha-
bía preparado numerosas defensas, organizadas por
6
Enciclopedia Patrimonio de la Hu-
manidad. Centroamérica y Sudamérica.
UNESCO. Editorial Planeta. Pág. 106.
7
Apestegui, Cruz.
Los ladrones del
mar, Piratas en el Caribe, corsarios, filibus-
teros y bucaneros 1493-1700.
Lunwerg.
Madrid, España. 2000. Pág. 100.
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