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La producción de esta cartografía se realizó
principalmente entre los siglos XVII y XVIII y expresa
mayormente las principales ideas tipológicas de for-
tificaciones que involucraron a constructores y arqui-
tectos italianos que trasladaron la fortaleza de traza
italiana al nuevo mundo. Ya establecido el siglo XVII,
los planteamientos arquitectónicos de la escuela
francesa serían el prototipo a seguir.
Coinciden los historiadores de fortificaciones,
que lo que originó tales o cuales diseños arqui-
tectónicos para la defensa de los sitios fueron los
avances de la artillería, la balística, o en resumen,
los nuevos modelos de mosquetes y cañones. Ex-
plica Soraluce (1985: 13) que desde la primera mi-
tad del siglo XIV los avances de la artillería fueron
contínuos, en potencia y en avance, repercutiendo
directamente en el diseño de los recintos amuralla-
dos. Ello evoluciona en el siglo XV hacia una nueva
tipología de fortalezas con un sistema de construc-
ciones a base de baluartes y, atendiendo a una evo-
lución natural de las especies, el baluarte sustituyó
a la torre. Las murallas aumentaron su espesor e
inclinan enfáticamente el talud de sus muros. Redu-
jeron alturas, ensancharon explanadas, estudiaron
geométricamente el frente para batir desde el in-
terior de la fortaleza, evitando rincones muertos o
zonas no dominadas.
La necesidad de cubrir con el fuego de arti-
llería las zonas más cercanas originó los baluartes
en el siglo XV. Se interrumpió el trazado y dirección
de las cortinas con ángulos salientes que permitían
dominar las murallas desde los laterales (Rodriguez
Viqueira, 2009).
Son muchos los ingenieros de origen italiano
que trabajaron para España en el siglo XVI, durante
los reinados de Carlos I y Felipe II, de todos ello sur-
ge el nombre de Juan Bautista Antonelli y Tiburcio
Spanochi, al que Felipe II nombró Ingeniero Mayor
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