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se “descubre” como un continente. Concuerdan los
historiadores que Juan de la Cosa hizo el primer le-
vantamiento planimétrico asociado a una observa-
ción directa derivada de sus viajes y exploraciones,
y el pergamino donde sobrevive este registro data de
1500. Una versión más exacta del Nuevo Continente
la llevaría a cabo Diego Gutiérrez, cartógrafo princi-
pal de Felipe II en 1562.
Los conquistadores Españoles que viajaron al
continente Americano entre 1517 y 1521 quedaron
asombrados de las grandes ciudades y sociedades
organizadas que este “Nuevo Mundo” tenía. Muchas
de las civilizaciones más avanzadas de la América
Precolombina se concentraban en la región defini-
da por Paul Kirchoof como mesoamèrica, esta área
cultural coincide con lo que actualmente es parte
de México, Belice, Guatemala y parte de Honduras.
Las culturas de mesoamérica conocieron el uso de
los mapas, llevaron incluso su producción a un nivel
incomparable en el Nuevo Mundo. Las técnicas de
representación cartográfica evolucionaron indepen-
dientemente de las técnicas tradicionales Europeas,
Asiáticas o Africanas.
Es posible apreciar la originalidad y sofistica-
ción de estos artefactos a través de mapas sobrevi-
vientes de la época, las expresiones gráficas repre-
sentan espacios que involucran transformaciones
temporales simbólicas, enseñando las percepciones
de espacio que se creó, desarrolló y evolucionó en
mesoamérica. Los ejemplos más numerosos de esta
cartografía sobreviven de los siglos XV y XVI. Cier-
tamente el uso de imágenes pictóricas, glifos y sig-
nos abstractos utilizados en estos artefactos, sitúan
a la cartografía mesoaméricana en un lugar interme-
dio entre lo que definimos convencionalmente como
mapas y los códices.
Algunos expertos en el tema han considerado
que los mapas mesoaméricanos corresponden a
cuatro categorías: primero, los mapas terrestres que
incluyen relaciones de historias, llamados también
“historias cartográficas”; segundo, mapas terrestres
sin ninguna narrativa histórica, estos incluyen pla-
nos de propiedades, de itinerarios y urbanos; terce-
ro, mapas cosmográficos que muestran el cosmos
horizontal dividido en cinco cuadrantes (los cuatro
puntos cardinales y el centro o cosmos vertical); y
por último, los mapas celestiales de estrellas y cons-
telaciones.
D
etalle
del
P
lano
en
papel maguey
P
lano
de
casa
de
tradición
azteca
-
nahuatl
, AGN