Los suicidad en la literatura - page 297

Ángel José Fernández 
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Alabarce. El profesor Souto Alabarce, que además de erudito es au-
tor de cuentos, ha dado a López Aguilar, por medio de entrevistas y
conversaciones, algunas pautas y estímulo constante. Entre don
Carlos Blanco Aguinaga y López Aguilar se ha establecido un diá-
logo, desde La Jolla, California, a la Ciudad de México, a través del
correo electrónico. Mucho ha contribuido este ingente epistolario
cibernético para el perfeccionamiento y la hondura del ensayo críti-
co. Y Federico Patán, que ha estado a ojo del amo, y que ha hecho
magnífica supervisión a lo largo de todo este meticuloso, lento y
bien logrado ensayo.
Entro en materia. Llama la atención la forma en cómo se ha
constituido el grupo de los poetas hispanomexicanos. Los puede
unir, por ejemplo, la constancia en la escritura en verso. Trece han
manifestado constancia y buena cantidad de manuscritos, libros e
incluso compilaciones de sus obras. López Aguilar, además, incor-
poró en su estudio y selección otras cinco voces, en tanto que han
escrito versos sólo de manera esporádica, aleatoria, accidental o
bien, debido al impulso juvenil: son las “cinco aves de paso”: Ino-
cencio Burgos (nacido cerca de Pola de Siero, en Asturias, y muerto
en México); Alberto Gironella (nacido y muerto en México), el ca-
talán Francisco González Aramburu (nacido en Barcelona, radicado
—y en acción todavía— en la Ciudad de México); el gallego Víctor
Rico Galán (nacido en El Ferrol y muerto en esta capital); y el ma-
drileño Roberto Ruiz, que luego de llegar a México y vivir aquí se
marchó a Estados Unidos de Norteamérica, en donde radica desde
hace varias décadas.
Los trece poetas que consolidan al grupo hispanomexicano pue-
den asociarse por grupos de edad: en subgrupos “tetranuales”, como
la ha hecho en trama curiosa el investigador López Aguilar; por sus
maestros en la poesía: trátese de León Felipe o de Emilio Prados;
por su don de lenguas (estos poetas han sido lectores en otros idio-
mas, incluso algunos traductores de escritores y poetas de otras lati-
tudes; alguno por allí es poeta trilingüe) y, claro está, se han unido
muchos de ellos gracias a las revistas literarias en que siendo aun
muy jóvenes comenzaron a darse a conocer —o incluso fundaron—
dentro de las letras mexicanas.
Así, podemos ver que Luis Rius, al fundar la revista
Clavileño
en 1948, atrajo a sus colegas simpatizantes de León Felipe: Víctor
Rico Galán, Arturo Souto, Alberto Gironella, Inocencio Burgos,
Juan Espinasa y Manuel Durán; que Jomi García Ascot, al promo-
ver la revista
Presencia,
en ese mismo año (en aquel mismo año ci-
1...,287,288,289,290,291,292,293,294,295,296 298,299,300,301,302,303,304,305,306
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