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Tema y Variaciones de Literatura 40
con cara de caballo, con quien quería remplazar la ausencia y el va-
cío dejado por Dreamer
. Lo comparaba incluso con él, cuando en
las frías tardes de invierno y su prometido también arrojaba vapor
por las narices; entraba a las reuniones del castillo y convivía con
los invitados, pero no era lo mismo, el parecido era sólo físico, pues
en lo espiritual no la llenaba, a pesar de que él se esforzaba por mi-
marla y complacerla. Tras la huida del caballo la vida del castillo no
fue la misma; con su partida también se fue esa vida y vigor que por
naturaleza el equino inyectaba.
Las bodas se adelantaron y los recién casados emprendieron un
largo viaje, que fue cortado de tajo justo al año de iniciado, justo
después de cuatro estaciones, cuando el ciclo se cierra y uno nuevo
comienza: una nueva existencia para Cynthia, pues su padre, Lord
Callander murió de manera inesperada. De regreso al castillo, la pa-
reja se instaló pero la soledad se apoderó de la lujosa construcción.
Con Dreamer se fue el vigor y la fuerza, con el padre, la vida y la
alegría.
Fiel a los relatos románticos, la lujosa construcción mantuvo la
interminable lucha de opuestos: los numerosos festejos, música,
juego de cartas y baile pero en una soledad espiritual inmensa; los
de afuera que invaden lo de adentro.
Dicha situación sólo pudo ser sorteada por la otra aristocracia, la
de Lady Callander que fiel a su rígida educación y buenos modales
reía, atendía a los invitados, aunque Cynthia sentía cada vez más so-
litario el otrora alegre castillo.
Y recapacitando sobre tales hechos, la pequeña Cynthia convino al fin
en que el verdadero responsable de la situación tan vergonzosa no era
otro que su propio marido, aquel esbelto joven en quien ella había creí-
do un día, y el que, para desdicha suya, había resultado ser, a lo sumo,
la más triste caricatura de un caballo, como un caballo vestido de hom-
bre, o bien como un simple hombre con cara de caballo.
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La apatía y la desdicha se apoderaron de la joven esposa, sin embar-
go, al encontrar unos poemas escritos por su padre en los días feli-
ces, ella vuelve a la vida; sabe que los escribió precisamente para
esos momentos y aquí, Tario, enfrenta a las dos realidades a las que
ha llegado el relato; por un lado la soledad y la ausencia del padre
en el enorme castillo, sin embargo, la vida que le falta a Cynthia se
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Ibíd.
, p. 283.