al nivel de la comunidad necesita, para su reproducción, que las familias ingresen o se relacionen con
el mundo exterior a través del trabajo, en un sentido y a través del salario en otro.
El hecho de que el modo de vida de estas comunidades se nutra de dos mundos, se traduce, en el
mundo interno comunitario, a través de una serie de cambios en las percepciones y representaciones
culturales en las que la tradición se ve recreada a cada instante. En este sentido, encontramos que las
comunidades indígenas, antes rurales, están viendo transformado su mundo interno con diferentes
intensidades, a ritmos distintos según sea su posicionamiento respecto al mercado de trabajo, y según
las distintas disposiciones culturales manifestadas en las gl?!1craciones y sus orientaciones de vida, ya
sea hacia dentro o hacia fuera del mundo comunitario.
Pensamos que todas las comunidades indígenas en el Estado de México, entre las que se encuentran
las dos comunidades mazahuas de las que hablaremos ahora, se encuentran en una tensión que es
atravesada por las lógicas de estos dos mundos: el moderno y el tradicional, o el urbano y el rural. La
cuestión que resulta interesante destacar es que esta tensión no se traduce en un estado transitorio,
en el que se podrra pensar que dejarán de ser rurales pa ra convertirse en urbanas, sino que, ante la
incapacidad del mercado de trabajo de aumentar, de manera creciente y permanente, la oferta de
trabajo, en las comunidades indrgenas se está configurando o cristalizando un modo de vida que de
entrada se manifiesta ténsico entre dos orientaciones de vida , aspecto por lo que los conflictos se
presentan más continuos y su resolución toma causes en donde lo tradicional se adecua a la nueva
circunstancia que caracteriza este momento de la historia mundial.
No obstante, cada comunidad indígena tiene distintos recursos para resolver los nuevos problemas
que se están insertando en su modo de vida. En este sentido, 1a posición geográfica de las
comunidades es un factor importante que limita y potencializa los recursos para resolverlos. Una cosa
diferente sucede con las comunidades mazahuas asentadas en el valle, con mayor comunicación y
vlas de transporte que las conectan con mayor velocidad y facilidad con la sociedad urbana y el
mercado de trabajo, que con comunidades que se asientan en territorios más aislados de estos
catalizadores de contacto. Las primeras presentan una fuerte interacción, con la sociedad de
mercado, a través de ciertas prácticas de trabajo que influyen en sus representaciones culturales y
otra, de menor intensidad, las segundas, que se caracterizan por flujos de migración con el mercado
de trabajo de la Ciudad de México.
Lo importante a destacar es que las comunidades indigenas encuentran que su modo de vida se está
configurando a través de una serie de prácticas y representaciones culturales que se nutren de dos
mundos; el urbano y el rural. No obstante, las gradaciones o los ritmos de esta configuración son
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