que portan otra cultura, sino que incluso deben interactuar con las reglas del juego que contiene la
lógica misma de la sociedad de mercado (el individualismo, el dinero, la competencia, la
diferenciación, etcétera). En este sentido, la visión del espacio
y
del tiempo, en la se que han
socializado en el mundo de la comunidad, se tiene que adecuar a la de la sociedad en la que se
insertan a través del mercado de trabajo.
Esto es importante si consideramos que, por medio de su inserción en el mercado de trabajo, las
prácticas, las representaciones culturales
y
las posibilidades de la elección se ven potencializadas. Es
decir, encontramos que 105 campesinos,
caracterizado~
Dntes por un modo de vida que se
circunscribía al émbito de la comunidad donde los desplazamientos y la movilidad social eran
reducidos, encuentran que deben desplazarse, abandonando sus comunidades, para conseguir un
trabajo, lo que es lo mismo decir para conseguir un ingreso monetario. El espacio se abre, la
percepción de él se dirige hacia un espacio territorial que es más amplio que el de la mera comunidad.
Cuando el indígena comunitario ve que su subsistencia depende del trabajo asalariado empieza a
percibir como necesarios 105 caminos que conectan a su comunidad con el mundo del trabajo
asalariado, las comunidades se convierten en dormitorios y lugares de visita de fines de semana al
mismo tiempo que la demanda de caminos
y
transporte se vuelve algo necesario
y
una exigencia para
la existencia y la vida misma. Es por eso que encontramos que en las comunidades indígenas del
Estado de México todos los caminos llevan a la Ciudad de México, pasando por las cabeceras
relativamente industrializadas de la región. La lógica de 105 caminos que atraviesan a las
comunidades indígenas está orientada al mercado de trabajo, más que hacia el trabajo agrícola
comunitario.
Por otro lado, el tiempo, antes caracterizado por 105 ritmos cósmicos
y
su vinculación con las prácticas
de trabajo agrícola, encuentra que se parceJiza, es decir, el campesino encuentra que su tiempo no es
de larga duración o anual, según los viejos criterios del ciclo anual del trabajo en la parcela, sino que
ahora encuentra que debe asignar cierta cantidad de tiempo al trabajo, cierta cantidad al hogar, al
ocio, etcétera. El tiempo de ocio
y
el de trabajo se delimitan objetivamente.
Además, con esa dependencia al trabajo asalariado, lo que es lo mismo decir esa dependencia al
dinero, el indlgena encuentra modificadas sus aspiraciones, pues el mundo se abre a través de las
posibilidades de consumo que le pone la posesión de dinero, en este sentido, la elección de bienes se
ve impulsada por la posibilidad de compra que va aparejada al dinero, a la mercancía con la que se
obtienen todas las mercancfas como decía Marx.
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