Arquitectura
y
medio ambiente el! la dudad de México
alterar radicalmente los ecosistemas del planeta.
La población crecía a un ritmo tal que le era
posible al entorno nahlral restaurarse con regu·
laridad . Las ciudades empezaron a crecer
y
a
evidenciar múltiples problemas. Antes de 1850
no había una evidencia real de una sociedad o
comunidad totalmente urbana. Por ejemplo, en
1850, Nueva York tenía 500 000 habitantes, Chi·
cago 30 000
Y
Los Ángeles 8 000. Sin embargo, 50
años más tarde, es decir, después de la Segunda
Guerra Mundial, estas ciudades crecieron hasta
alcanzar 3.5 millones, 1.7 millones y 100 000 ha–
bitantes, respectivamente. Esto indica claramen–
te tm crecimiento exponencial de la población en
el planeta, caracterizado por una intensa activi–
dad industrial. A partir de la segunda mitad del
siglo xx, la presencia de fábricas con chimeneas
humeantes empezó a proliferar en el mundo
y
hasta resulta paradójico que en muchos casos
fueron asociadas a un signo de "progreso"
y
"desa·
rrollo". Desde entonces la tecnología, basada en
el uso y la explotación irracional de los combus–
tibles fósiles, empezó a dedicarse predominante·
mente a la producción masiva de productos,
bienes y servicios, ignorando la importancia de
preservar el equilibrio de los ecosistemas en el
entorno natural. En la actualidad esevidente y se
puede constatar que el incremento logarítmico
de la población, asociado al impresionante creci·
miento de la industrialización, así como a la ur–
banización y el poderío tecnológico, han sido los
factores detonantes del severo deterioro ambien–
tal que sufre el planeta.
Estudios de la Organización de las Naciones
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o
40
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30
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1960
1970
1980
1990
Unidas
(UN,
1995) indican que el mundo se en–
cuentra en un proceso de transición urbana,
como en ning(m otro momento. A diferencia de
lo que ocurría hace 30 años, cuando sólo una
tercera parte de la población era considerada
urbana, dentro de la próxima década más de la
mitad de la población, estimada en 3300 millo–
nes de personas, habitará en áreas urbanas,
y
para el año 2025, las personas que habitarán
áreas urbanas serán las dos terceras partes de la
población mundial (figura 1I.3).Loscambios más
rápidos están ocurriendo en los países en vías de
desarrollo, donde la población urbana está cre–
ciendo a una tasa anual de 3.5%, a diferencia de
menos de 1
%
en regiones desarrolladas. Las ciu–
dades también están alcanzando proporciones
exorbitantes, como es el caso del área metropoli–
tana de Tokio, con 27 millones de habitantes; el
área metropolitana de la ciudad de México,
23 millones; Sao Paulo, 16.4 millones; Bombay,
15 millones, etc. Este acelerado crecimiento de–
mográfico está ejerciendo enormes presiones so–
bre los recursos naturales y los sectores institu·
cionales que los soportan, y provoca múltiples
problemas
y
conflictos en la sociedad y un osten–
sible deterioro en nuestro hábitat natural.
Es evidente que con los beneficios de la urba·
nización también se han presentado efectos eco–
nómicos
y
ambientales. De estos últimos pode·
mas señalar la falta de acceso al agua potable, los
problemas de contaminación, la falta de seguri·
dad, etc. Hoy en día, más de 1 100 millones de
personas viven en áreas urbanas donde la conta–
minación del aire excede los límites saludables.
2000
2010
2020
2025
Figura 11.3. Crecimiento de la población urbana, en miles de millones (ONU, 1995)
16
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