Uso de recursos /latl/rales e impacto Qmbielltal
fera (la región más baja de la atmósfera, que va
desde
O
a 16 km de altura, aproximadamente
y
que se caracteriza por tma disminución de la
temperatura con el incremento de la altitud). La
biosfera, que es la delgada membrana exterior
que envuelve a la Tierra y sus capas internas
inmediatas, donde se encuentran todos los siste–
mas vivientes del planeta, se localiza dentro de
la troposfera. Los patrones antes mencionados
son diferentes de los que se podrían esperar de
la variación natural de los diversos elementos del
clima, tales como la radiación solar, las erupcio–
nes volcánicas, los procesos de digestión anaeró–
bica de la materia orgánica por medio de las
bacterias del suelo, las alteraciones debidas a la
erosión del viento y de la lluvia, etcétera.
Respecto a la emisión de gases de invernadero
en países desarrollados
y
en vías de desarrollo
existe una diferencia significativa. Según el pro–
nóstico de las políticas climáticas (u'Cc, 1996), los
países desarrollados reducirán, para el año 201 0,
sus consumos de energía relacionados con la
emisión de CO
2
en 15% por debajo de los niveles
de 1990, de acuerdo con las metas propuestas por
la Unión Europea. Para los países en vías de
desarrollo se ha propuesto alcanzar para el año
2010 tma reducción en las emisiones, 10% por
debajo de los niveles de 1990. Actualmente, las
emisiones de CO
2
son de 1.2 toneladas/perso–
na /año. El 25% del total de estas emisiones es
producido por 5%de la población mtmdial
(IPCC,
1996) (figura [1.9).
Al ritmo actual de crecimiento, equivalente a
0.5% anuaL las emisiones de CO
2
en los países
desarrollados se incrementarán en casi 12% du–
rante el periodo de 1998 al año 2020
(IPCC,
1996).
Esta tasa de crecimiento provocará que las emi–
siones de CO
2
aumenten de los valores actuales
en 1999, de 7 GtC a casi 8 GtC, para el año 2020
(IPCC,
1996). lnformación reciente, proveniente
de la Reunión de Kyoto
(WRI,
1997), realizada en
diciembre de 1997, indica que, desde 1990, diver–
sos países en vías de desarrollo han desarrollado
reformas y medidas estratégicas, tales como au–
mentos más realistas en los precios de los ener–
géticos y reducción de subsidios (los cuales son
una carga muy pesada y un fuerte obstáculo para
alcanzar ahorro y eficiencia energética), y han
logrado tma mejoría considerable en su eficien–
cia energética y frenado el crecimiento de las
emisiones de CO
2 •
Por ejemplo, en China, con tma población de
1200 millones de habitantes, de 1995 a 1996, el
total de los subsidios a los energéticos, prove–
nientes de los combustibles fósiles, fue de menos
de la mitad de los otorgados de 1990 a 1991.
Se
informó de tma situación similar en el caso de
México
(WRJ,
1997), donde se empezaron a elimi–
nar subs idios desde 1990, alcanzando una reduc–
ción de las emisiones de CO
2
de 53%. Como
resultado de estas medidas, la eficiencia energé–
tica en países en vías de desarrollo y naciones con
economías en transición ha mejorado notable–
mente,
y
en algunos casos ha presentado niveles
más altos que en países desarrollados, como los
Estados Unidos. Este país, jtmto con otras nacio–
nes altamente industrializadas, a pesar de tener
tan sólo 20% de la población mtmdial, ha sido
responsable de 90% d el total de las emisiones de
CO
2
que se han emitido a la atmósfera desde la
Revolución Industrial. En la actualidad, los paí–
ses altamente desarrollados continúan emitien–
do casi las dos terceras partes del total de conta–
minantes en la atmósfera del planeta.
Los Estados Unidos continúan siendo el país
que produce las mayores emisiones de contami–
nantes industriales, con un total de 22%; segui–
dos por China (11 .9%), Rusia (9.4%) y Japón (5%).
Los países que componen la Unión Europea to–
talizan 13% de las emisiones globales. Los países
desarrollados de la
OCED
(Organización para la
Cooperación Económica y el Desarrollo) emiten
38.7% (figura 11.1 0).
En 1992 los Estados Unidos presentaron la
emisión per cápita más alta en el mundo,con 19.1
toneladas métricas
(WRJ,
1998). En contraste, Chi–
na e India tuvieron una emisión per cápi ta de
11.9
y
4.6% de los niveles de los Estados Unidos,
respecti vamente. Los países de la
OCED
tuvieron
en 1992 una emisión per cápita de 11.5 toneladas
métricas por año
(WRI,
1998). De acuerdo con los
ritmos actuales de crecimiento de gases de inver–
nadero, los países en vías de desarrollo produci–
rán casi la mitad del total mundial de las emisio–
nes de CO
b
de las di versas fuentes industriales,
para el año 2010. En la actualidad, estos países
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