Arquitectura
y
medio ambiente el! la ciudad de México
Biomasa Carbón
3.7%
2.0%
Hidrocarburos
89.6%
Figura 111. 1. Participación de los diversos energéticos en la producción
de energía primaria en México (SE, 1998)
"migrantes climáticos" y en consecuencia, las
políticas del futuro cercano se tendrán que enfo–
car a buscar altemativas para evitar que éstos
"migrantes climáticos" fluyan a las nuevas me–
gaciudades, donde la subsistencia será suma–
mente complicada y las presiones sociales cada
vez más intensas y difíciles de resolver.
Algunas medidas correctivas y políticas prio–
ritarias que, según el estudio, los gobiemos mu–
nicipales, estatales y federales tendrán que ins–
trumentar para contribuir a plantear soluciones
al severo dano ambiental ocasionado en México
serían: preparar acciones para levantar diques y
barreras que detengan la avanzada del nivel del
mar y las cada vez más frecuentes inundaciones
en asentamientos humanos en terrenos bajos;
abastecer la energía nece5<"1ria que la población
demandará, con tecnologías de ahorro y uso efi–
ciente y aprovechamiento de las fuentes natura–
les renovables de energía; vigilar y atender los
brotes de epidemias relacionadas con el cambio
climático; disminuir la quema de combustibles
fósiles; buscar nuevas fuentes de suministro de
agua, extraerla y transportarla, etcétera.
Es importante señalar que de acuerdo con las
estadísticas más recien tes (Australia, 1999), las
emisiones de bióxido de carbono de México re–
presentan 6.27% de las emisiones totales en el
nllmdo, por lo que el país ocupa el decimocuarto
lugar en emanaciones.
La zona metropolitana de la ciudad de México
es precisamente lUla de las más vulnerables al
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daño en su entorno natural, asociado a los múl–
tiples efectos que esto puede provocar.
Dispo"ibilidnd de reCllrsos "atl/rales
en México
México puede ser catalogado como un país pri–
vilegiado debido a la gran diversidad y dispo–
nibilidad de energía y otros recursos naturales.
Los combustibles fósiles convencionales tales
como petróleo, carbón y gas natural son abun–
dantes; sin embargo, como se mencionó ante–
riormente, existe una enorme dependencia de
estas fuentes de energía. Por ejemplo, los datos
más recientes del Balance de Energía
(SE,
1998)
indican que 89.6% de la energía que se consume
en el país proviene de los hidrocarburos, y no
existe una indicación clara por parte de los sec–
tores relacionados con la producción y distribu–
ción de la energía y con la formulación de polí–
ticas inherentes que permita apreciar un interés
efectivo y consistente para apoyar la diversifica–
ción de los energéticos y la investigación para el
aprovechamiento
y
aplicación de otras fuentes
alternativas de energía con carácter renovable.
Información reciente indica que la electricidad
participa con 4.7% del total de la energía produ–
cida en el país (incluyendo 2.9% de energía hi–
droeléctrica, 1.2% de energía nuclear y 0.6% de
energía geotérmica); la biomasa, 3.7% (con 2.7
de la leña y 1
%
del bagazo de caña); y el carbón
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