Mexico desde hace ires decadas, acelerándose en–
tre 1970 y 1980. En esta última década, según el
Censo de 19S0, la Delcgacidr Cuauhtemoc perdió
12% de su población (- 111.ÍXX) habilantes) y la De–
legación Venusliano CarranzH, 7% (- 55,IK)() habi–
tantes). Así, mieniras ia población del Arca Melro-
p(»lilana crecía en un
5(í"/ti,
la tie la /.E disniinuía
en un
} . y y „
(Cuadro
1.1).
Se conjugan aquí tres lenónienos muy diíeren-
tcs. Por una parte, se prtiduce la "emigraeión for–
zada" de las nuevas generaciones que no encuen–
tran donde alojarse en la Ciudad Central en donde
nacieron. A este Ilujo migratorio se añade una emi–
gración vtiluntaria de familias, sobre Itido las que
no se benefician de una renta baja o "congelada",
en busca de un alojamiento seguro y de una forma
de consolidar un "patrimonio familiar" mediante la
inversión en una casa propia. Estas familias que
emigran de la Ciudad Central constituyen buena
parte de las masas de "autoconstructores" en las co–
lonias populares periféricas. El tercer fenómeno,
conocido como "proceso de expulsión" o de "susli-
tueión de usos del suelo" et>neierne a miles de fami–
lias, tiue srm obligadas a dejar su ulojamientii cén–
trico por la acción conjunta del deterioro físico de
las viviendas, de los desalojos promovidos por los
arrendadores y de las inversiones públicas en viali–
dad, equipamientos y programas de renovation ur–
bana Se ha estimado que el moviniienlo migratorio
ílerivjdo tie estos Ires fenómenos alimenló alrede–
dor de la mitad del crecimiento periférico del Area
Metropolitana, duraiile la década de 1970 a I'ÍHO
(COPEVI 197(,a).
1.3 Alia Densidad НаЫшскта!
El despoblamiento de una parte importante de
la ZE desde hace tres décadas se reíleja en
LA
evo–
lución de
LAS
densidades pohlacionales. Mientras
que, a nivel de la Ciudad en su eonjunlti, la densi–
dad urbana tiende a incrementarse, lo iipucsio su–
cede en las delegaciones centrales y, por ende, en
la Z E (Cuadro N" 1.2). La densidad bruta en el
conjunto de dicha ama se redLJo de 32H habitantes
por hectárea en 19711 a aproximadamente 319 habi–
tantes por hectárea en 1980. Esta densidad todavía
duplica la del conjunto del Distrito Federal (160
habitantes por hectárea)' . Conviene señalar i|ue la
mayor densidad
HABITACITJNAL
en la Z F nti se debe,
como frecuentemente se piensa, a una mayor densi–
dad domiciliaria (habitantes por vivienda) o a un
mayor hacinamiento , En efecto, por lo que res–
pecta a estas variables, las delegaciones centrales se
caracterizan pt)r un menor promedio de habitantes
por vivienda (4.8) que el conjunto de la Zona Me–
tropolitana
{_S.y}.
Lo mismo sucede con el número
de personas p<ir cuarto (Cuadro N" 1.3). La me–
nor tlensidad
diMnit
¡liarla ilc la vivienda pofiular
eénlrica llene í)ue ver, en
realitlad,
con tilras
l
I
os
variables; la
sujR
'rncie dt la vlvleiidu (o tlel euar-
lo/vivienda) y la ci)mp<ksici^>n demográlU-u di-
1и
.ч
Tumi I las".
Es conocida la existeneiu de miles de cuartos-
habitación en vecindades cuya superficie es muy re–
ducida: alrededor de 211 m. A diferencia de las vi–
viendas de las colonias populares periféricas, cuya
mayor superficie habitable permile familias de ma–
yor tamaño, en las viviendas céntricas los núcleos
familiares son reducidos e, incluso, un porcentaje
impórtame de las viviendas son ocupadas por per–
sonas solas.
Ahora bien, ¿cómo es entonces que sigue pre–
valeciendo una densidad urbana habitacional relati–
vamente eleviida? Tenemos que introducir otra va–
riable explicativa: la mayor densidad de viviendují
pnr unidad de superficie produelo, en parte, de la
elevada altura promedio de las construcciones en
las áreas centrales. Sin embargo, el mayor número
de viviendas por superficie de terreno, no se debe
.solamente a la mayor altura de las eon.strucciones;
es produelo también de la reducida sujierlicie dc
miles de viviendas, lales etimo los eiiarlos de "vecin-
daii",
los
euartrís tic a/otea, y los cuartos tie alcjuiler
en lotes "unifaniiliares".
1.4 Inquilinato y Delcrioro Hahilacional
Hacia el poniente dc la ZE, se concentra la
gran mayoría de los edificios mullífamiliares de al-
([uiler de bajo tosió construidos anles de 1940 en la
Ciudad de México, Este lipo de construcción in–
cluye tanto las viejas casas
L
:til(Miiales adaptadas pa–
ra vivienda mullifamiliar en renta, como las vecin-
datles y edificios tic departamentos dc baja calidad
constructiva; lodos ellos se caracterizan por su de-
teriortr físico avanzado.
En su parle oriente, la ZE engloba una parle
imporlanle de las "colonias prolelarias" urbanizadas
entre
ViM
y i'jl5ll como allernaliva habitacional de
bajo costo. Inieialmenie constituidas por easas-ha-
bilaeión en propiedad, el proceso tle densificación
que suíriertin estas colonias se articula eon la difu-