Sion en ellas de cuartos, viviendas y edificios dc al­
quiler. La calidad física de las viviendas, tiende, con
el tiempo, hacia el deterioro. .
Pero la antigüedad de la ZE explica no sólo su
mayor deterioro habilacional; también explica por­
que se distingue del conjunto del área urbana por
un más alto porcentaje dc viviendas que nu son
propiedad de sus habitantes. En 1980, micniras
69% dc las viviendas dc la ZE eran alquiladas (o
"prestadas"), este porcentaje era de solamente 46%
para el conjunto de la Zona Metropolitana (Cuadro
№ 1.4).
Por otra parte, comparada con cl resto dc la
Ciudad, la ZE está mejor dotada en cuanto a servi­
cios urbanos (agua, luz., electricidad, drenaje) y a
equipamientos colectivos de educación, salud, cul­
turales y recreativos.
l.SConcenlración Económica y Oportunidades de
Empleo: ventajas de Vivir en el Centro
Aunque se extienda sobre mcniís del 4% de lü
superficie lolal del Arca Urbana de la Ciudad de
México, la ZE concentra una parte importante dc
las actividades económicas de la ciudad. En l'J70, a
las delegaciones Cuauhtemoc y Venusliano Carran­
za, conjunlamente, les correspondía 46% de los es-
lableciraientos de servicio y 38% de los estableci­
mientos industriales y comerciales registrados en el
Area Metropolitana (Cuadro № 1.5). En términos
de empleos generados, la concentración de las acti­
vidades económicas en el centro de la ciudad es
aún más importante. Según el "Plan de Desarrollo
Urbano del Distrito Federal", en 1980 en la sola
Delegación Cuauhtemoc se localizaba 76% de los
empleos en el comercio y 84% de los empleos en el
sector de los servicios censados en cl Distrito Fede­
ral. También en la Delegación Cuauhtemoc, la mis
ma fuente registró un Й3% del equipamiento hospi­
talario del Distrilo Federal, 80% de los hoteles,
58% de los tciiiros, 41'
Í
;' de lo.s musc<is, 53'íí ele los
cines, 58% dc los cafés, cantinas y similares.
Vivir en cl Centro es tener, entonces, una ma­
yor posibilidad de resolver la necesidad dc empleo,
particularmente en el sector terciario de la econo­
mía, De hecho, la tasa de población económica­
mente activa es mayor en la ZE que en las delega­
ciones periféricas. Una de las razones de esta ma­
yor inserción en el mercado del empleo es la alta
tas:i dc ocupación entre las mujeres residentes en
las áreas centrales. La proximidad de las fuentes de
empleo y el mejor equipamiento social de guarde­
rías, permiten a las mujeres emplearse por tiempo
parcial en cl comercio y en los servicios: como ven­
dedoras ambulantes, locatarias de mercados públi­
cos, empleadas domésticas, vendedoras de alimen­
tos preparados, etc. El nivel de escolaridad, y el
grado de aptitud profesional que le es asociado,
juega también un papel importante (Cuadro №
1.6).
La mayor tasa dc ocupación de los habitantes
dc las áreas centrales tiende, entonces, a elevar el
nivel de ingresos de las familias y a disminuir el im­
pacio negativo que tienen sobre la calidad de vida
dc la población los reducidos ingresos individuales
(Cuadro № 1.6), en comparación con áreas de po-
blamiento periférico. La proximidad del empleo
permite, a su vez, ahorrar gastos en transporte. T o –
do ello redunda en mayores niveles de consumo pa–
ra la población residente dc los barrios y colonias
localizados en la ZE.
l.fi Rentas del suelo
y
cambios de uso
La concentración dc las actividades económi–
cas hacia el poniente de la ZE, se relacionan con
las vcnlajas dc localización derivadas de la disponi–
bilidad dc equipamientos, infraestructura urbana,
servicios administrativos, financieros e informativos,
entre otros. Todo ello favorece la captación poten–
cial de elevadas reñías del suelo por parte de los
propietarios de los inmuebles. Por lo anterior, el
precio del suelo (expresión monetarizada de la ren–
ta) tiende a ser más alto en las áreas céntricas. Esta
siluación amenaza la permanencia de usos del suelo
que generan una renta por debajo de las reñías co–
merciales que los propietarios podrían, polencial-
mcnte, pedir por el uso de sus inmuebles. Tal es el
caso de las viviendas dc alquiler de bajo costo, a
veces "congelado" por los Decretos de l')42-48.
También persisten
liKalcs
comerciales o artesanales
t|uc se hcncfician lodavía dc la vcgcncia dc dichos
Detrclos.
En general, sin embargo, se tiende a exagerar
la importancia numérica de los predios sometidos
al "Régimen dc Rentas Congeladas"^ . Además, la
degradación de las viviendas céntricas suele atri–
buirse en forma exagerada a su existencia, Induda-
blcmenle, la prórroga indefinida de los contralos dc
arrendamiento ha contribuido a la falta de manteni–
miento y/o dc rehabililación de las viviendas afecta-
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