des del hombre, la democracia económica y política; p o r suprimir toda dase de
opresión social y nacional; por el triunfo d e la justicia social y la solidaridad colec–
tiva; por el desarrollo armonioso d e l individuo. E n ello, justamente, consiste la
esencia conceptual de la
perestroika
proclamada en abril de 1985 c o m o la única a l –
ternativa razonable al sistema de administración autoritaria d o m i n a n t e a l o largo
de los sesenta años posteriores a la muerte de L e n i n , sistema q u ed e f o r m ó la m a g –
na idea del socialismo.
Consideramos que la
perestroika
es una revolución dentro d c la revolución, es
una continuación d e la obra inicial en 1917 p o r la r e v o l u d ó n d e octubre, dc las
ideas leninistas sobre un socialismo humanitarísta y democrático. I-a
perestroika
está orgánicamente vinculada c o n la opción socialista del p u e b l o soviético.
H o y la realidad soviéüca presenta muchas contradicciones, situaciones c o n -
(lictivas y acciones destructivas. Por ejemplo, a m í m e preocupa el hecho de q u e la
conciencia mitológica y la idolatría arraigadas duranle m u c h o s años y correspon–
dientes a los dogmas ideológicos del sislema d e administración autoritaria se sus–
tituyan en una parte de la sociedad soviética p o r otros extremos. E n sus intentos
de " d c m o n i z a r " a la figura de Lenin, algunos de nuestros científicos, y n o sólo
ellos, tratan d e encontrar cn la herencia leniniana u n código genético del terror
stalirústa y d e toda la esencia antipopular del socialismo de cuartel.
L a mayoría de los sociólogos soviéticos estiman que el p r i n c i p a l postulado de
la herencia leniniana n o es la violencia, sino la creación en interés d e la pazcivil y
la consolidación d e la gente. E n otoño d e 1917, Lenin escribía c n su famoso traba–
j o
La calástmfe que nos amenaia y cómo combatirla
sí en la o r d e n del día sólo
puede figurar la cuestión sobre un capitalismo estatal humanitarista y democráti–
co, el que significará, d e hecho c l socialismo. Cuando a comienzos d e los anos
veinte sc desvanecieron las ilusiones sobre la posibilidad d e d e r r o t a r de golpe a la
burguesía mundial, la nueva y pragmática política económica llegó a sustituir la
poh'tica dc c o m u n i s m o d e guerra, violenta e igualitarista. E n t o n c e s a p a r c d ó la te–
sis leninista de q u e" c l cooperativismo en nuestras condiciones c o i n d d e totalmen–
te c o n el socialismo" y " a l propio tiempo, debemos reconocer u n cambio radica!
dc todo nuestro p u n t o d e vista sobre el socialismo".
Los sucesores dc Lenin echaron al olvido sus legados, l o cual acarreó conse–
cuencias trágicas a varias generaciones d e ia s o d e d a d soviética. C o n modvo del SO
aniversario d e l asesinato d e Trotsky, sc acentuó el interés p o r su persona, y más
aún en México, d o n d e se efectuó, quizá, el más importante delito polídco del siglo
XX. A s í terminó c l duelo entre los dos "eminentes jefes" d c la R e v o l u d ó n de O c –
tubre, los dos aspirantes al trono proletario, a cada u n o d c los cuales l e negó L e –
nin en su testamento político el derecho a ser su sucesor.
H o y se pregunta con frecuencia: ¿qué camino seguiría la historia, si Trotsky
hubiera vencido a Stalin? N o vale la pena hacer tales pronósticos, máxime que
Stalin, según el criterio fundamentado d e muchos analistas, fue u n Trotsky frustra–
do. E l "jefe genial d e todos los tiempos y pueblos", deliberando en una ocasión
sobre la diferencia entre la oposición d e izquierda y la d c derecha, sentenció:
" A m b a s son peores". T a l vez este absurdo verbal determina c o n s u f i d c m c p r c d -
sión c l lugar q u e ocuparon los d o s jefes e n la época posletüiüana. D i c h o sea d f
paso, titulé así nds reflexiones c o n motivo d e l aniversario d e l asesinato d e Trotsky,
publicadas c n c l semanario soviético
LiieraOunaya
Cazela
(4
millones 5 0 0 m i l
ejemplares d c
tírada).
A m i entender, Trolsky y Stalin son hermanos uterinos, hijos d c la revolución
de octubre. A m b o s ansiaban destruir el imperio zarista, marginados s o d a l m e n t e
por el m i s m o ; arabos recurrían a todos los medios para asegurarse u n p o d e r ccsa-
riano; ambos veían u n an o r m a natural d e la revolución en el desenfrenado " l e r r o t
r o j o " ; a m b o s j u r a b a n amor hacia el pueblo trabajador y, al m i s m o t i e m p o , despre–
ciaban al h o m b r e d e la calle, conculcando despiadadamente sus derechos e l e m e n –
tales, sobre t o d o su derecho a la vida; ambos era ideólogos d e l socialismo d e cuar–
tel, e n c a m á n d o l o en la práctica; ambos eran mutuamente intransigentes y se
mostraban igualmente intransigentes respecto a toda manifestación d e disidencif
incluso e n c l m a r c o dc la concepción comunista.
Los delitos d e Stalin son p o r todos conocidos. ¿Y los de T r o l s k y ? F u e e l p r i –
m e r o c n decretar ejecuciones masivas d e la población y fusilamientos d c l o s c o –
munistas. P r o c u r a b a militarizar la economía, formar "ejércitos d c t r a b a j o " y c o n –
denar al t r a b a j o forzado a los obreros y campesinos. E l p r i m e r c o m i s a r i o d e
pueblo p a r a los asuntos extranjeros y el primer comisario del p u e b l o d e las f u e r z ^ r
navales d e la Rusia soviética soñaba c o n abrevar a los "caballos r o j o s " c o n laf
aguas d e l Vístula y c l R h i n , c l m a r M e d i t e r r á n e o y hasta el O c é a n o I n d i c o .
Después de la muerte d e L e n i n , Stalin y Trolsky dieron inicio a aquella luchs
sectaria a m u e r t e en cl partido, la q u e vino a confirmar la amarga verdad descu–
bierta ya p o r los jacobinos franceses: la revolución devora a sus hijos. E n aquel
duelo histórico y, al mismo tiempo, trágico para cl país, Trotsky fracasó c o m o p o –
lítico, pues n o p u d o percibir los anhelos mítologizados d c las masas populares ex–
citadas p o r el entusiasmo d e los pioneros d e ia sodedad sodalisla.
E n efecto, l a revolución d c octubre incorporó al proceso histórico a decenas
dc millones d e trabajadores. L o s soviéticos lograron vencer a la intervención ar–
mada foránea y a la contrarrevolución interna, crearon la potenti: industria y ia
agricultura colectivizada, liquidaron ct analfabetismo, dieron escritura a casi cua–
renta pueblos, acabaron c o n el yugo nacional y convirtieron las periferias atrasa–
das y o p r i m i d a s en repúblicas iguales en derechos. L o s soviéticos h i d e r o n su
aporte decisivo a la victoria sobre c l nazifascismo en la guerra m á s sangrienta en
Ь historia d c la h u m a n i d a d y levantaron c n años contados al país d e l a ruina pos–
bélica. F u e r o n los primeros c n c l m u n d o c n poner cn orbila cl satélite artificial de
la Tierra y en enviar al h o m b r e al e s p a d o cósmico; consiguieron la p a r i d a d militar
con Occidente, garantizando así la paz c n la época d e la " g u e r r a f r í a " . L a m e m o –
ria histórica d e l pueblo soviético guarda cada añovivido c o n todas sus desgracias
y alegrías, derrotas y victorias.
A h o r a bien, voy a volver a los orígenes de nuestros problemas actuales, a la
confrontación entre Stalin y Trotsky. A l paso rítmico d e los batallones d e h i e r r o
del proletariado - s i tomamos la valoración dada por Lenin a las masas v e r d a d e r a –
mente revolucionarias-, a diferencia d c los palabreros d e " i z q u i e r d a " , le convenía
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