INTRODUCCION
En México, muchas comunidades inscritas en el ámbito rural, cuentan con
una amplia gama de elementos populares, conformadores de patrimonio.
Ejemplo de ello son la arquitectura rural popular, los altares, las imágenes
religiosas, festividades, ceremonias, ritos, formas, colores, paisajes, entre
otros. Estos elementos se convierten en imágenes, en representaciones
gráficas que han rebasado su función documental y representacional,
adquiriendo en una nueva dimensión, una función simbólica, que las hacen
partícipes de la construcción social de identidad y patrimonio, con lo que se
transforman también en referentes significativos para los miembros de las
comunidades que los producen.
Sin embargo, es característico que en países latinoamericanos como
México, la cultura dominante determine la configuración local del patrimonio y
la pertinencia de sus manifestaciones. Igualmente es frecuente que con la
inclusión del patrimonio dentro las instituciones oficiales (museos, escuelas,
academias) de éste se convierta en un elemento inalcanzable, magnificado y
mitificado en función de las políticas culturales dominantes, y contrapuesto a
la producción cultural popular, que desde esa perspectiva, resulta inferior.
De esta forma, elementos culturales convertidos en imagen, generan
diferentes relaciones con respecto a la cultura dominante y sus productos,
algunas de ellas, completamente opuestas entre sí. Una de estas relaciones
es de subyugación o dependencia, que trae como consecuencia el
favorecimiento de la homogenización, tanto de las mismas producciones
culturales, como de los individuos.
Pero también existe otro tipo de relación que se desenvuelve como una
forma de resistencia a esa cultura dominante. Es el caso de las producciones
populares, y las imágenes generadas por éstas, que a pesar de ser
minimizadas (desde la perspectiva de la cultura dominante) contribuyen en la
formación de la identidad entendida como proceso social activo, incluyente,
renovado. Es por ello que el imaginario popular favorece la diversidad y la
diferenciación, contribuyendo de esta forma en la afirmación y la generación
de elaboraciones nuevas de contenidos simbólico implícitos en las imágenes
surgidos dentro del contexto de regiones rurales (distintas a las regiones
urbanas).
La imagen popular como elemento de
resistencia cultural
RESPONSABLE DEL PROYECTO:
D.C.G D
ulce María Castro Val
OBJETIVO GENERAL
Reflexionar en torno al papel de la imagen como producto cultural (y, por lo
tanto, como elemento conformador de identidad) de las clases subordinadas
en la relación de resistencia y oposición a un modelo cultural dominante
descontextualizado, homogéneo.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
La consideración de la imagen popular y sus relaciones con los individuos,
los niveles de diferenciación, reelaboración simbólica que conllevan,
específicamente en caso de ciertas comunidades rurales en México
Imperialismo cultural
El imperialismo cultural es un fenómeno presente a lo largo de la historia,
especialmente en el contexto de los países latinoamericanos, y se refiere a la
imposición de modelos culturales en una relación de dominación y
subyugación. De acuerdo a Pierre Bordieu, “el imperialismo cultural reposa
sobre el poder de universalizar los particularismos vinculados a una tradición
histórica singular haciendo que resulten irreconocibles como tales
particularismos”(1).
Lo anterior implica una multiplicidad de procesos que pueden generarse en
torno a dinámicas de dominación cultural. Particularmente nos interesa el
proceso de transculturación, definida por Fernando Ortiz como “el proceso
necesario que supone la pérdida o desarraigo de una cultura anterior…
además conlleva la idea de la consecuente creación de un nuevo fenómeno
cultural”(2).
La conquista y colonización del México prehispánico, nos permite
ejemplificar tal fenómeno. Por principio, el choque de culturas arrojó una serie
de interpretaciones de los conquistadores sobre los elementos culturales de
los indígenas. Posteriormente, vino la configuración de estrategias de
dominación cultural: “ la empresa de la colonización tropezó con sociedades
complejas, ordenadas, dotadas de leyes, de mercaderes, de templos y de
religiones, que exigían estrategias de dominación más elaboradas” (3).
Dichas estrategias significaron un primer momento de transculturación, como
resultado del particular interés en la eliminación de los ídolos existentes para
la posterior imposición de imágenes propias de la religión católica (Diagrama
1)
DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN Y CONOCIMIENTO
Círculo de Estudios “Utopía y Diseño”
S/R
Diagrama 1
Diagrama 2
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