Eduardo Delgado Fabián y Leticia Romero Chumacero
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En un momento en que la tristeza extrema se llamaba melanco-
lía o neurastenia, el suicidio de muchas jóvenes mexicanas fue tema
de preocupación entre intelectuales como Enrique Chávarri,
Juve-
nal.
En 1883, este escritor liberal consideró el fenómeno como un
“cáncer social que cunde con alarma de la familia y de la moral
también”.
25
En años posteriores redobló su estupor:
Pero ¿qué es esto? me pregunto yo… ¿Es una epidemia? ¿Es ya una en-
demia? ¿Qué es esto? ¿Es el tifo del amor? […] ¿Por qué se están ma-
tando las mujeres? ¿Será que ya las asfixia el aire de esta sociedad es-
céptica? ¿Qué manera es ésta de comprender el amor?
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En nuestra patria va siendo ya una epidemia de suicidios, que lla-
maré femeniles. ¡Pobrecillas!... Ellas tan tímidas, las débilies, ¡cuánto
deberán sufrir para abrirse ellas mismas las puertas de la eternidad!
¡Cuán terrible será la tempestad que ruja dentro de su pecho, para apu-
rar la copa del tósigo fatal, o para disparar el revólver al que en su sano
juicio tienen tanto miedo!”
27
Juvenal
atribuyó la “epidemia” a la naturaleza femenina: enfrentada
con la realidad, una mujer era incapaz de soportarla sin la guía mas-
culina. También advirtió la relevancia de la falta de educación en las
mujeres, quienes, carentes de instrucción para racionalizar sus ac-
tos, se abandonaban a las agitaciones del corazón. En ese sentido, el
romanticismo propio de la literatura en boga todavía hasta la década
de 1890 en la poesía de mujeres, era identificado como una influen-
cia negativa que desviaba a las jóvenes de su misión principal, la
doméstica: “Matarse porque un hombre falta a sus promesas, es el
colmo del error […] Esto es necesario que comprenda la mujer, para
que respete su vida que tiene que consagrar a fines más altos”.
28
La interpretación eclesiástica era otra, pero también se vincula-
ba con la existencia de espacios simbólicos femeninos y masculi-
nos. Las muertes por propia mano, según este punto de vista, ocu-
rrían como resultado de la pérdida de fe, asociada a su vez con
modernas doctrinas donde se cuestionaba el tradicional rol de las
mujeres en la sociedad:
25
Juvenal, “Charla de los domingos”, en
El Monitor Republicano
, 18 de no-
viembre de 1883, p. 1.
26
Ibíd
., 27 de enero de 1884, p. 1.
27
Ibíd
., 4 de noviembre de 1888, p. 1.
28
Juvenal, “El suicidio en la mujer. No debe matarse”, en
El Imparcial
, 24 de
abril de 1899, p. 1.