sus efectos hasta nuestros días, ya que cuando
una actitud se ha abierto camino en la socie–
dad, se convierte en un prejuicio casi insalva–
ble y se resiste a su eliminación, incluso cuan–
do han desaparecido las causas que lo
provocaronJ.4
.
Por su parte, el surgimiento de la sociedad
cortesana-aristocrática en los países europeos,
demanda nuevas formas de comportamiento
que las diferencien de las clases inferiores, por
lo que de diversas maneras exigen una regu–
lación más exacta de los impulsos humanos,
así como la represión de éstos y la continencia
de los afectos.
La naturalidad con la que la gente exhibía
el cuerpo desnudo en la edad media fue desa–
pareciendo lentamente. En esta época resulta–
ba penoso mostrarse total o parcialmente des–
nudo ante los superiores o iguales en la
sociedad; en cambio, en el trato con los infe–
riores, la desnudez del aristócrata, podía ser
un signo de confianza y benevolencia. Por lo
tanto, había personas ante las que uno se aver–
gonzaba y otras ante las que no. Aquí, el
sentimiento de vergüenza constituía clara–
mente una función social y en consecuencia,
modelaba la estructura del comportamiento
humano. Aconsecuencia del cambio genera–
lizado en la apreciación social de la desnudez,
la representación del cuerpodesnudo en el arte
alcanza un significado nuevo; pasa a conver–
tirse en ilusión y realización de un deseo".
En esta fase de la historia donde dominaba
la sociedad cortesana, era la corte quien cum–
plía con la función de regular el trato social
inmediato. La satisfacción de
l~s
necesidades
fisiológicas naturales comienzan a ser regula–
das y la sociedad empieza a reprimir ciertas
funciones y a recluirlas en la intimidad, en el
"secreto" de la vida de los individuos, hacien–
do que los sentimientos sociales frente a ellas
sean de disgusto y repugnancia. Todavía en el
siglo
XVII,
los reyes y los grandes señores
franceses recibían a los inferiores a quienes
pretendían distinguir con su confianza, senta–
dos en su "sillico", haciendo sus necesidades
naturales, actividades en las que más tarde,
solía decirse en Alemania a manera de refrán,
"hasta el Emperador tenía que estar solo"36.
El sillico fue el primer sustitutode la letrina,
y algunos de estos asientos utilizados por la
realeza, eran sumamente lujosos. En Francia,
se cuenta con varios ejemplos de éstos. El del
rey Luis
XI,
lo tenía ubicado en su habitación
y consisÚa en una caja similar a un cofre
cubierto con un armazón de hierro, del que
colgaba una cortina para cubrirlo cuando no
estaba en uso y poder colocarle diversas hier–
bas olorosas para perfumar el ambiente. En un
inventario realizado en el Palacio de Versalles
durante el reinado de Luis
XIV,
figuran la
existencia de un total de 264 sillicos. El sillico
más elegante de Luis xv era de laca negra con
dibujos de pájaros ypaisajes japoneses en hoja
de oro, el interior estaba terminado en laca roja
y el asiento estaba almohadillado y tapizado
con terciopelo verde. Lo anterior responde a
la costumbre ya mencionada -<le recibir en
audiencia a sus súbditos mientras hacía sus
necesidades físicas-, por lo que era necesario
dignificar el retrete real con costosos adornos
debido a su papel oficial como trono. Poco a
poco, el sillico fue perdiendo su sitio de honor
yquedó oculto dentro de otro mueble o disfra–
zado de cualquier otro objeto".
Durante el siglo xvm, se inició un cambio
en cuanto a lo que se refiere al concepto de
baño. Este concepto caminó en dos direccio-
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1...,50,51,52,53,54,55,56,57,58,59 61,62,63,64,65,66,67,68,69,70,...151