las viviendas de 30 meiros cuadrados de supetricic,
que constituían el 55.1% del lolal dc las viviendas
anteriores. L o que .se puede apreciar es entonces
que uno de los resultados fundamentales de los
programas no gubernamenlales de vivienda (consi–
deración aplicable también ai P RH P ) , ha sido ade–
más del aumento promedio la homogcncizaeión de
la superfice dc las viviendas a través del predomi–
nio de las que se encuentran en el rango de 3ó a 45
metros cuadrados (el 72.8% de los casos de acuer–
do con las respuestas obtenidas). La superficie de
las viviendas anteriores presenta una distribución
mucho más dispersa, dentro dc la cual predominan
las viviendas con 30 meiros cuadrados o menos con
el 55.1% dc los casos; dalo que resulta constante
con c! hecho dc que el 52.1% de los 119 entrevista–
dos que dijeron conocer con cuantos cuartos conta–
ba la vivienda anterior, señaló que la misma conta–
ba de un sólo cuarlo.
Por
Olra
parte, una proporción cercana a la
cuarta parte de las viviendas (el 21.4%) contaría
con superficies dc 4íi o más metros cuadrados, es
decir, un tamaño significativamente mayor al pará–
metro de 40 metros cuadrados fijado por el PRHP.
En lo que respecta
a
las posibilidades de am–
pliación de la vivienda, el 43.3% dc los entrevista–
dos proporcionó un respuesta afirmativa (cuadro
ó.l). Resulta interesante constatar que no parece
existir un relación definida entre el tipo de proyec–
tos considerados cn términos de la "fiexibilidad" de
la superficie habitable y la modalidad predominante
de gestión. Fin efecto, tanto la CRS como C E MA D ,
como hemo.s visto en el capítulo
anterÍ4ir,
concedie–
ron un espacio amplio para la autogestión y sin em–
bargo, los porcentajes de respuestas afirmativas re–
sultaron en ambos casos inferiores al grupo de res–
puestas correspondientes a UN I CE F y F A C cn cu–
yos programas se dio un grado mucho mayor de
centralización de las decisiones fundamentales. A
su vez, cl grupo üe respuestas correspondientes a
programas dc la CRN , en el cual el 76.2% de los
casos correspondió a respuestas afirmativas, parece
indicar que el criterio de potencialidad de creci–
miento fué aplicado en todos los casos cn que re–
sultaba factible.
Una conclusión plausible respecto de esla
cuestión sería entonces que el factor üeterminanle
para la aplicación del criterio de íaetibllidad dc
crecimiento dc lu vivienda no fué la existencia dc
demandas en esto sentido por parte de los benefi–
ciarios, sino la concepción preüominantc entre los
equipos leenicos que participaron en ios distintos
programas
0.4 La satisfacción con ta vivienda
A fin dc evaluar en qué medida el hecho de
obtener la vivienda a través de un programa no gu–
bcrnamenlal infiuyó en cl grado de satisfacción con
la vivienda obtenida manifestado por los beneficia–
rios, se incorporaron en la encuesta realizada un
conjunto de preguntas idénticas a las aplicadas en
relación con cl tema a los beneficiarios del P RH P
entrevistados para la realización dc la evaluación
de dicho programa (Consultores En Desarrollo Ur–
bano y Vivicnda/CENVl, 1987). Adicionalmente se
formularon otras preguntas destinadas a recoger la
opinión de los beneficiarios acerca de las eventua–
les ventajas resultantes de la participación en un
programa no gubernamental de reconstrucción.
El cuadro 6.11 presenta porccntualmcnlc las
distribuciones de las respuestas a las preguntas uti–
lizadas como indicadores de satisfacción para los
beneficiarios del P RH P y para los programas no
gubernamentales en términos generales, los porcen–
tajes de respuestas positivas resultan superiores pa–
ra el caso de los beneficiarios de programas no gu–
bernamentales. Sin enbargo, con respecto a 7 de los
11 indicadores, las diferencias entre los porcentajes
de respuestas positivas son reducidas, incluso para
tres indicadores se presentó un porcentaje relativa–
mente superior dc respuestas positivas en cl grupo
dc los beneficiarios del P RHP .
Al parecer, sólo en relación con los indicadores
que hacen referencia a características funcionales
con un impacto ostencible en ciertas actividades
domésticas, los beneficiarios dc programas no gu–
bernamentales expresaron una proporción signivi-
cativamente superior de respuestas positivas, mien–
tras que en lo que respecta a los indicadores que
aluden a la satisfacción genérica con la vivienda, la
distribución de las respuestas resultó mucho más
semejante. En efecto las preguntas 1, 3, 4 y 5 pro–
porcionan indicadores relativas a la funcionalidad
de los espacios interiores (pregunta 1) o de ios es–
pacios comunes, para la realización de actividades
cotidianas respecto de las cuales el tamaño y distri–
bución dc los espacios de la vivienda y las solucio–
nes apUpadas al
cpnjuntq de yiyiencUts,. poseen ui>