la encuesta realizada, se preguntó a los entrevista–
dos si habían recibido la vivienda sin algún acabado
y cuáles eran, en su caso, el o los acabados faltan-
tes, incluyéndose dentro de las alternativas, pisos,
plafón, aplanada, pintura, puertas y ventanas y arte–
factos del baño y de la cocina, partiendo del su–
puesto de que en los casos de que la respuesta in–
cluyera
5
o 6 de estos acabados, esto equivaldría a
viwndas entregadas en estado de "obra negra".
Los resultados fueron los que se consignan en
el cuadro 6.7. El 20.8 % de las familias declararon
haber recibido la vivienda totalmente terminada y
otro 17.5 % que la habían recibido sin un acabado
(generalmente la pintura). Aceptando el hecho de
que la ausencia de la pintura (aunque su costo no
deja de ser relativamente elevado), no impide que
una vicenda pueda ser considerada como termina–
da, tendríamos entonces que el 38.3 % de las fami–
lias obtuvieron una vivienda terminada. Por otro la–
do, asumiendo que la ausencia de tres o más acaba–
dos, implica la necesidad de incurrir en gastos con–
siderables para terminar la vivienda, tendríamos
que el 44.2 % de las familias deberá asup-iir gastos
más o menos cuantiosos para contar con una vivien–
da terminada, en tanto que cl 14.2 % del total, es
decir aquellas que recibieron su vivienda faltando 5
ó 6 acabados, deberán asumir por su cuenta una
proporción muy elevada del costo total de la vivien–
da.
Atendiendo a este panorama y al porcentaje de
las familias entrevistadas que declararon haber in
currido en gastos para terminar o adecuar sus vi–
viendas, se puede concluir que al momento de la
encuesta muchas familias habitaban lodavía en vi–
viendas no terminadas, en gran medida debido a la
imposibilidad de afrontar los gastos necesarios para
terminarlas.
De todo esto se desprende un elemento más o
menos obvio en relación con la evaluación de los
programas no gubernamentales de vivienda. En la
medida que el programa gubern!>mcnlal en predios
expropiados implicó el compromiso de entregar a
los damnificados viviendas terminadas y que cs po–
sible afirmar que tal compromiso podía ser garanti–
zado en particular en aquellos casos en que los ve–
cinos contaban con una organización inde–
pendiente, la estrategia de las organizaciones no
gubernamentales de dedicar buena parte de los re–
cursos a programas de vivienda en predios expro–
piados no puede dejar se ser considerada en algu–
na medida como fallida, tanto más si se tiene en
cuenta que existió un margen que, claro eslá, debió
ser conquistado, para la realización de proyectos
independientes en el marco del PRHP. Resulta así
paradigmática, en cuanto reflejo de la existencia de
esta alternativa, la afirmación recojida de un diri–
gente de una unión de vecinos en la cual se optó
por canalizar los recursos no gubernamentales ha–
cia los damnificados que no hablan quedado inclui–
dos en cl programa gubernamental:
Primero nosotros elaboramos proyectos... los
presentamos al Consejo Mimdial de Iglesias y
fueron aprobados, pero después cambiamos de
parecer..., en lodo caso preferimos que lo asu–
miera el gobierno, si de todas maneras los veci–
nos iban a pagar lo mismo que los demás, me–
jor utilizar esos recursos en otro tipo de pro–
yectos que no tuvieran alternativa dentro del
programa del gobierno. Entonces cambiamos el
proyecto a predios que no habían sido expro–
piados. Ellos aprobaron un fmanciamiento a
través del C E M A D que fue financiado por una
fundación suiza. ( . . . ) N o hicimos como otras
uniones que con ayuda internacional reconstru–
yeron predios expropiados porque pensamos
que no valía la pena, que finalmente esos pre–
dios, con problemas y todo, ¡ban a tener una
alternativa de solución a través del gobierno.
En cambio, los no expropiados, como se ve
ahora con cl Programa Fase 11, allí siguen
sai
obtener una solución.
6.2.
Caracteristicas de las viviendas
Dejando de lado los juicios basados en una
evaluación técnica y arquitectónica de las viviendas
producidas con recursos no gubernamentales, den–
tro de la cual entra necesariamente la considera–
ción de ta calidad dc la construcción y la distribu–
ción de los espacios lanto de cada vivienda como
de cada conjunto dc viviendas, existen sin embargo
algunos elementos captados a través de las entrevis–
tas en profundidad y de la encuesta a los beneficia–
rios, que permiten obtener una aproximación tanto
a las principales orientaciones seguidas en ta defini–
ción de tos proyectos de vivienda como a ciertas ca–
racterísticas de los mismos, tal como son percibidas
por los habitantes de las nuevas viviendas.
En cuanto a tas orientaciones, en aquellos ca–
sos, -ta mayoría de los aquí considerados- en los
que existió el propósito de construir vi«endas que
1...,408,409,410,411,412,413,414,415,416,417 419,420,421,422,423,424,425,426,427,428,...470