los, a cuya participación en ta reconslrucción y an-
tcccdentes ya hemos hecho rcrcrencia en varias
ocasiones. Eslas organizaciones vecinales .se desa­
rrollanm originalmente en lorno a la prohiemálica
hahilacíonal vivida por los inquilinos de "vecinda­
des", un lipo dc vivienda en rcnla de hajo tosió am-
pMamcntc difundida en cl área central de la ciudad.
Por su parte, las uniones de vecinos y damnifi­
cados surgidas con posterioridad a los sismos emer­
gieron, conviene recordarlo, fundamentalmente co­
mo expresión de uno de los principales efectos so­
ciales provocados por la catá.slrofc: ta brusca agudi­
zación de ta problemática inquilinaria en la zona
mencionada. Pueden ser vistas en este sentido, co­
mo organizaciones de índole comunit aria-defensi­
va^ que se constituyeron y expandieron rápidamen­
te merced a la existencia de una grave amenaza al
modo de vida, -centrada en ta pérdida ya consuma­
da o en la gran mayoría de los casos, previsible, de
la vivienda-, de una porción significativa de la po­
blación que habita en el área central.
La respuesta gut>ernamental a esla agudización
de la problemática inquilinaria, indudablemente
condicionada por la masiva movilización de la po­
blación afectada, se centró, como es sabido, en la
expropiación dc varios miles de predios y en el Pro
grama de Renovación Habitacional Popular. El
efecto fundamental dc esta respuesla, desde el pun
to de vista del estatuto habitacional de los benefi­
ciarios del programa, fue la conversión de alrcde
dor de 48,0CX) familias que habitaban sus viviendas
en calidad de inquihnos, en propietarias de vivien­
das en condominio; viviendas nuevas y construidas
en el mismo predio donde habitaban, en la gran
mayoría de los casos.
Esta solución adoptada por el gobierno, sin du­
da incorporó en distintos niveles tas demandas de
la población involucrada y no fue específicamente
una respuesta a la población "damnificada", enten­
dida como aquella cuya vivienda había sido destrui­
da o dejada inhabitable por cl movimiento sísmico,
sino una respuesta concebida para dar una salida al
sector dc inquilinos cuyo estatuto habilacional re­
sultó amenazada (véase enlre otros. Azuela A .
1987, Duhau, E. 1987, Ma.s.sollo, A . 198f>, Tomas, F.
1987, Ziccardi, A . 1987).
Con cl contexto social postsísmico, tal como re­
sultó en parte redcfinido por esta respuesla guber­
namental los dos principales impactos del financia­
miento no gubernamental en las organizaciones so­
ciales de vecinos y damnificados, pueden ser situa­
dos en dos niveles fundamentales. El primero se
relaciona con la potencialización de la capacidad
dc presión sobre el gobierno deriva de la disponibi­
lidad de recursos que ampliaron la capacidad dc
organización, movilización y gestión de las organi­
zaciones sociales. El .segundo, con la conversión,
en buena medida, de tales organizaciones, en pro­
motoras dc vivienda. Conversión inducida por una
parle a través del "Convenio de Concertación De­
mocrática para la Reconstrucción", y por otra a tra­
vés dc la oferta, sin duda considerable, de recursos
no gubernamentales.
La inducción por la vía de la suscripción del
convenio con cl Estado y más en general por el in­
volucramiento en cl control del programa guberna­
mental y ta lucha por sostener su presencia en la
base social, resultó de que dichos invotucramicnlos
y lucha al tiempo que llevaron a la formalización de
los compromisos asumidos por el gobierno a través
dc la suscripción det convenio, proporcionó reglas
dc juego que implicaban sumultáneamentc ta cesión
dc un espacio para la acción de las organiz.aciones
sociales dentro del programa gubernamental y el
comprometer a estas en una acción cotidiana de se­
guimiento y control, así como en ciertos casos, dc
gestión dc dicho programa.
La inducción por la vía de la disponibilidad de
recursos no gubernamentales, vino dada por las po­
sibilidades que tal disponibíhdad abrió de desarro­
llar una action habitacional alternativa a ia realiza
da por cl Estado, con tas consecuentes ventajas de­
rivadas en términos de la realización un intenso tra­
bajo de base y de apoyar el desarrollo organizativo
y tas actividades proseütislas en una base material.
Asi, ct significado de la 'independencia" de ta
intervención de las organizaciones sociales en la re­
construcción no es unívoco. Por otra parte, es im­
portante tener en cuenta que dicha independencia,
en la medida que implicó muchas veces la conver­
sión de los dirigentes en promotores de programas
de vivienda virtualmcntc de tiempo compitió, se lo­
gró al costo de una pérdida de incidencia en la po­
lítica gubernamental. Es decir, la afluencia de re¬
tusos no gubernamentales, por un lado permitió a
las uniímes de vecinos desarrollar alternativas pro­
pias y aglutinar una base social apoyándose en los
recursos disponibles y en la perspectiva dc obten­
ción de una vivienda. Pero este reforzamiento de la
capacidad de convocatoria de las uniones, derivó,
muchas veces en una competencia con et programa
gubernamental, dentro de la cual la base social ten­
dió a convertirse, en cierta medida, en una clientela
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