En cuanlú a las estrategias, ¿stas variaron des–
de la puesta en práctica del modelo "autoconstruc-
tivo" que implicaba el aporte de la mano de obra de
los beneficiarios, pasando por la "autoadministra–
ción", en la cual los vecinos se hacían cargo dc la
administración del proyecto, hasta la vigilancia y se–
guimiento del proyecto a través de comisiones y de
asambleas. Con la excepción de los programas fi–
nanciados por la FAC, autoconstrucción o autoges–
tión fueron modelos dc participación amphamente
difundidos.
5.1.1 La participación vecinal a través de ia auto–
construcción
L a autoconstrucción implicó diversos grados
reales
de
participación dc la mano de obra de los
propios vecinos
en
la construcción. Generahnente
se
tradujo en la aportación de un cierto número de
horas semanales de trabajo por parte de cada fami–
lia. En una gran parte de los casos, se terminó re–
curriendo fundamentalmente a la contratación de
trabajadores y otorgándoles a la mano de obra de
los vecinos un papel complementario. Incluso en el
caso
de
los proyectos financiados por la C RM , don–
de se procuró aplicar el modelo en forma conse–
cuente, se presentaron las limitaciones de índole
práctica que al parecer enfrenta la aut<xx>nstrue-
ción comunitaria
en
áreas urbanas: la necesidad de
contratar mano de obra especiahzada, las limitacio–
nes impuestas por las obligaciones laborales para el
aporte de jornadas de trabajo por parte de los par–
ticipantes y, también, la reticencia a dedicar a las
faenas de la construcción la propia fuerza de traba–
jo, cuando ésta puede obtener una remuneración
superior
en
otras actividades. Es así que en mu–
chos casos los vecinos optaban por sustituir su
aporte con la contratación de un albañil.
Según el representante de una asociación civil
ejecutora, de acuerdo con su propia experiencia en
la reconstrucción, la autocon,strucción requiere de
un conjunto de condiciones mínimas: 1) un diseño
especializado; 2) la capacitación previa de los auto-
constructores;
3)
una organización técnica, social y
administrativa que permita contar oportunamente
con todos los recursos que requiere la obra y el au-
toconslructor y; 4) disponibilidad continua de re-
ciufsos
que
evite la paralización de los trabajos.
Otros especialistas involucrados cn programas de
reconstrucción simplemente descartaron como al–
ternativa viable la autoconstrucción en proyectos
que implican, como fue la situación generalizada,
alta densidad de ocupación del suelo en áreas cen–
trales.
En cuanto a las experiencias autoconstructivas
encaradas directamenlc por las organizaciones so–
ciales, los señalamientos hechos por los repre–
sentantes entrevistados, tienden a expresar las limi–
taciones prácticas de la autoconstrucción al mismo
tiempo que a reivindicar sus ventajas en términos
del compromiso e involucramiento de la base so–
cial. La U P I CM - PM aplicó en los proyectos inicia–
les la autoconstrucción, en tanto que en proyectos
posteriores decidió aplicar un modelo de "autoad–
ministración" que implicó la contratación de empre–
sas constructoras. Para esta organización el princi–
pal problema presentado por la autoconstrucción
es la lentitud de la ejecución y la menor eficiencia
frente a las empresas especializadas. Del mismo
modo, la UVCD , se vio obligada a reducir el aporte
de la mano de obra de los vecinos a un pequeño
porcentaje del total y se vio enfrentada al problema
dc no contar con la maquinaria necesaria. Por otra
parte, el problema de la "lentitud" de la autocons–
trucción debe ser ubicado cn e! contexto dentro del
cual fue aplicada, ya que el parámetro de cuáles
eran los tiempos adecuados dc construcción, csluvo
dado por lu velocidad impresa a las obras ejecuta–
das a través del PRHP.
Algunas organizaciones sociales descartaron,
desde ei inicio, la alternativa de la autoconstruc–
ción. La UPNT, por ejemplo, tomó la decisión de
contratar una constructora, por considerar que no
tenían capacidad para auloconstruir.
En una perspectiva simétrica a la de la UPNT,
Campamentos Unidos, organización para la cual su
papel como organización promotora de vivienda ha
sido central, la autogestión de la vi«enda, incluida
la autoconstrucción, constituye un mecanismo ade–
cuado para que la gente participe en todas las acti–
vidades y obstáculos prácticos derivados de la falta
dc capacitación dc los vecinos en el oficio de la
construcción, a través de cursos constantes y de la
formación de cuadros técnicos propios, con la idea
dc emplear progresivamente miembros de la propia
organización como técnicos, supervisores de obra y
mano de obra especializada. Actualmente la orga–
nización cuenta con un taller de instalaciones eléc–
tricas y con un comité técnico integrado por veci–
nos.
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