En rigor, la alternativa seguida por Campamen–
tos Unidos, más que ilustrar la viabilidad de la au–
toconstrucción, muestra la progresiva conversión de
una organización social involucrada en la promo–
ción de vivienda, en empresa cooperativa con la
consecuente formación de cuadros especializados y
profesionalizados. Se trata de una alternativa solo
parcialmente implementado por otras uniones de
vecinos y damnificados para las cuales su papel en
cuanto promotoras de vivienda constituye solo un
aspecto de su proyección social y política.
5.1-2
Autoadmiaistraciún
y
participación en ia
gestión
Con o sin prácticas auloconstructivas, la parti–
cipación de los beneficiarios a través del agrupa-
miento casi natural basado en el predio, operó en
todos los casos como un elemento fundamental de
la gestión de los programas de vivienda. En los ca–
sos de mayor involucramiento esla particiríación
adoptó la forma de autoadministración; es decir,
eran los propios beneficiarios,
a
través de comisio–
nes o comités y de representantes elegidos, quienes
llevaban el control de los recursos, supervisaban el
avance de las obras, se encargaban del pago de los
trabajadores y realizaban los diversos trámites. La
autoadministración, por supuesto, requería de un
manejo descentralizado de los programas de vivien–
da por parte de las organizaciones que aportaban
los recursos, como fue et caso de la CRS, PASE y
C E M A D . Como forma dc participación no siem–
pre resultó viable. En ciertos casos no fue posible
que los vecinos asumieran ias responsabilidades del
caso y debieron ser sustituidos por el grupo lécnico
ejeculor.
Atin sin un grado de involucramiento como el
que implica ta idea de "autogestión" algún tipo de
participación de los beneficiarios constituyó un in–
grediente imprescindible, por la simple razón de
que en
t o d o s
los casos se requería de por lo menos
algunas decisiones de carácter colectivo, comenzan–
do por
l a d e
participar en un programa no guber–
n a m e n t a l .
Independientemente de
l a
modalidad es–
pecífica de participación, la figura del repre–
s e n t a n t e
vecinal, cualquiera que fuera la denomina–
ción específica que adquiera, operó como un
e l e -
meato
CiCntríll,
5.2
La participación de acuerdo con et testimonio de
los beneficiarios
Veamos ahora algunos indicadores de la parti–
cipación vecinal derivados de la encuesta aplicada a
beneficiarios de programas no gubernamentales de
vivienda. Una primera cuestión significativa, es la
de a través de quienes tos beneficiarios se informa–
ron acerca del programa de vivienda. Como se
puede apreciar en el cuadro 5.1, los dos mediado–
res fundamentales al respecto fueron los repre–
sentantes de la unión de vecinos, que fueron reco–
nocidos en el 45% de los casos como la instancia
intermediaria, y los representantes de la institución
donante a quienes se les atribuyó el mismo papel
en el 17% de los casos. Por otro tado, solo et 8.3%
de los entrevistados señaló que la irtformación ha–
bla sido obtenida a través de la participación en las
reuniones donde esto se discutió". Es decir que si
por un lado, y como era esperable, solo una frac–
ción reducida luvo una participación tan activa co–
mo para informarse sin intermediarios, entre éstos,
aún en el caso de los beneficiarios de programas de
ta FAC, en los cuales las uniones no fueron acepta–
das en general como intermediarias formales, la
presencia de tas mismas como canal de información
resulta destacada.
También en cuanto a las formas de organiza–
ción para la participación en el programa de vivien–
da, la presencia de las uniones de vecinos resulta
destacada En promedio el 58% de las familias en–
trevistadas señaló que la participación en el progra–
ma se había dado como grupo de la unión dc veci–
nos (Cuadro 5.2). Nuevamente, sorprende el alto
porcentaje de los beneficiarios de programas de
FAC (57%) que se ubicaron dentro de esa forma
organizativa, al mismo tiempo que el 74% corres–
pondiente a programas fmanciados por la CRS
confirma el alto grado de articulación que existió
entre el fmanciamiento proporcionado por esa ins–
titución y el papel promotor desempeñado por las
uniones de vecinos. Como contrapartida, cabe se–
ñalar que los resultados arrojados por la encuesta a
beneficiarios del PRHP, mostraron que en el 72%
de los casos los entrevistados declararon que nunca
existió una organización de vecinos aparte del con–
sejo de renovación (véase primera parle: Cuadro
3.2)
En to que rcspecla a las modalidades generales
de participación (Cuadro 5.3), el 60% de los entre–
vistados afirmó haber participado trabajando en la
obra. Este resultado, sin embargo, no debe ser