Más allá dü la presunta existencia de situacio–
nes de apropiación indeliida, el problema central
radicó en una asignación diferente a la acordada
con el donante. Debido a que los dirigentes experi–
mentaban en forma directa la presión de los veci–
nos cn relación con el avance de ias obras o bien
adquirían compromisos de iniciación de un proyec–
to sin haber todavía obtenido efectivamente los re–
cursos, destinaban a veces recursos asignados para
un proyecto determinado a un proyecto diferente.
Al menos inieialmcnte, las desviaciones en la
aplicación de los recursos fueron cn ciertos casos
inducidas por las propias organizaciones donantes a
través de un manejo precipitado. De acuerdo con cl
testimonio de un funcionario la precipitación se
produjo
"... porque no existía la experiencia necesaria.
En el caso de una organización se produjo una
aplicación de fondos truculenta. Comenzaron
aplieamio bien los recursos, pero luego comen–
zaron a ampliarse sin cimtar
eiin
el acuerdo
previo dc las funtlaeiones.
En cienos casos existía desde el principio un
etíntrol, aunque las organizaciones después
asignaron los recursos como podían y en esto
tuvieron problemas, porque lo que se suponía
que estaba destinado a una vecindad lo aplica–
ban a otra. Entonces a la hora de las compro–
baciones hubo problemas. Algunas fundaciones
al principio entregaban dinero y decían adelan–
te... Pero cl problema fue después, cuando los
recur.sos no se aplicaron a la reconstrucción de
vecindades sino a otras cosas.
En rigor, existió evidentemente un período en
cl cual ni los mecanismos operativos de las organi–
zaciones donantes estaban lo suricicntemcntc desa–
rrollados, ni las reglas de juego eslaban suficiente–
mente claras ni explícitas. Del mismo modo, el ex-
ceplicismo imperante al principio, tanto entro la
base como entre los dirigentes de las organizacio–
nes, respecto a la puesta cn práctica del programa
gubernamental así como la disponibilidad inicial du
recursos no gubcrnameiilales, indujo a las organiza–
ciones Je damnificados a competir cn ¡a capacidad
de ejecución y en la calidad de los proyectos con
RHP.
Esla fue por olra parte una actitud hacia la que
resultaron también inducidos los equipos cjecuto-
Esta situación tuvo que ver sin duda eon el he–
cho de que buena parte dc los proyectos no guber–
namentales se hayan dado en predios expropiados;
ya que esta condición ofrecía a los vecinos la posi–
bilidad de escoger entre participar en un proyecto
no gubernamental o acojersc a las reglas de juego
ofrecidas por ol gobierno a través de RHP, Estas
últimas podían no ser tan promeledoras como las
que ofrecía la alternativa independiente, pero en
cierto momento ofrecían una mayor certidumbre.
Los testimonios en este sentido son consistentes, en
el momenlo cn que a través del PRHP se comenzó
a construir viviendas a marcha forzada, las organi–
zaciones sociales involucradas en proyectos no gu–
bernamentales vieron amenazado cl control de su
base social; "... con Renovación los compañeros se
impresionaban ya que en un mes terminaban el pri–
mer piso y ya comenzaban el segundo; con esto te
captaban mucha ba,se social".
Para los grupos lécnieos se presentaba lambién
la necesidad de demostrar su idoneidad jirofesio-
nal; 'Tuvimos que competir en el caso de los expro–
piados. Ellos (Renovación) empezaron a adornar
sus viviendas; no tenían aplanados, pusieron apla–
nados, no tenían color, empezaron a poner colo–
res,.. La lucha comenzó a darse en términos de qué
viviendas quedaban mejor".
La relación de las organizaciones de damnifica–
dos con los grupos de apoyo técnico encontró dos
puntos fundamentales de tensión, por un lado la
clarificación del papel que habrían de jugar en tér–
minos dc la gesiión social de los proyectos y, por
oiro, el problema del "trade o f f entre itmovación y
viabilidad de los proyectos.
En cuanto al papel de los asesores cn la gestión
social, salvo cuando exislía comunidad de intereses
y ad.stripción política entre e¡ grupo técnico y los
dirigentes dc la unión, la no aceptación por parle
del primero de reducir su parlicipación a ía esfera
estrictamente técnica, condujo cn muchas ocasiones
a su separación del proyecto.
En lo que respecta :il conflicto entre innova–
ción y viabilidad, existió una lendcncia cnlre algu–
nos grupos lécnieos, sobre todo cuando no existía
una clara relación de "contrato" de servicios profe–
sionales, a promover innovaciones que, inde–
pendientemente de que potencialmcnte, una vez ge-