EL CENTRO VAcío COMO PUNTO DE PARTIDA
DE UNA ETNOGRAFíA DE LO URBANO
El Zócalo es la plaza central de la ciudad de México, una de las ciuda–
des más grandes del mundo.
En mi condición de etnóloga urbana, esta ciudad significa una
tentación y un reto a la hora de formular preguntas acerca del aspecto
urbano o de la esencia de urbanidad, y al momento también de inves–
tigar esos conceptos abstractos de una manera empírica en cada caso
específico o de confrontarlos con un fragmento de la realidad urbana.
Por tal razón, el Zócalo es idóneo como un punto de partida. En
su cualidad de plaza urbana central está bien demarcado y definido.
Sin embargo, como objeto de estudio de una investigación etnológica
sus límites son permeables: se extiende primero desde el astabandera
hasta
el
borde de la explanada, alcanza luego los edificios circun–
dantes, todo el Centro Histórico y se expande finalmente por toda la
ciudad.
En este trabajo he fragmentado de cierto modo el Zócalo en pie–
zas aisladas, convirtiendo éstas en objeto de una investigación más
detallada. Observé la plaza desde distintos puntos para, a partir de
ahí, poner de relieve las diferencias de perspectiva y al mismo tiem–
po las distintas nociones de ciudad.
Pero este intento de estudio interdisciplinario tropezó con algu–
nas barreras. No soy historiadora ni urbanista, sin embargo, he inten–
tado adentrarme en todos esos campos. En este trabajo lo que impor–
taba en primer término era mostrar los elementos que componían lo
urbano y escribir una etnografía de lo que puede significar la urbani–
dad en la vida cotidiana. La plaza me sirvió en ese sentido como cam–
po de trabajo, ya que ella me permitió, por una parte, tratar de mane–
ra aislada aspectos parciales de lo urbano, confirmando por otra parte
continuamente sus interacciones y su simultaneidad.
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