Los suicidad en la literatura - page 179

Nicolás Alberto Amoroso Boelcke 
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subo al cielo y castigo a las estrellas,
me avergüenzo y escondo entre mis pliegues,
enloquezco y mato mis peces.
No me mires con miedo. Tú lo has querido.
El sentido líquido femenino se expresa en esta obra con una arrasa-
dora fuerza erótica. Las cosas no son en el mar, ni siquiera para el
mar, son del mar, le pertenecen al punto de agitarse y engullirlos en
su frenesí que ese alguien ha despertado en la poeta como un agua-
cero incontenible, pleno. El mar, que todo lo puede y que la llevará
como otra de sus tantas pertenencias, aquí es ella y en ella se disuel-
ve hasta alcanzar a las estrellas y castigarlas, aquel “sol esmerila-
do”
.
El sol es un componente singular de su poesía y aparecerá en
diálogo con el mar. Aún en los sueños de amores queridos, que pa-
recen cobrar forma desde su palabra, estará presente el agua.
Ahora quiero amar algo lejano…
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce
[…]
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy soñando embelesada…
Esa presencia del agua que en este poema vuelve a tener una conno-
tación de júbilo erótico, podría atribuirse a que ella nació allende
los mares. Su filiación aparece en la Suiza italiana registrada como
el 29 de mayo de 1982. Ella le canta a ese sitio primero:
Montañas la ciñen
y valles la enfloran
y lagos retratan
en cielo de añil.
El agua y el cielo, dos caras de lo mismo juegan en su obra con una
presencia marítima que finalmente será el sitio de su cuerpo, tal lo
dice en “Yo en el fondo del mar”
.
Y por ello aparece como posible
esa preocupación central por la distancia oceánica que la separa de
su momento de nacimiento, ya que llega a San Juan en Argentina
cuando tenía cuatro años de edad. Pero el punto es que nace sobre el
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