Los suicidad en la literatura - page 184

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Tema y Variaciones de Literatura 40
Arrastrada
por el infierno blanco
mi planta ovárica,
restituida, va a echar ya
raíces de selvas,
no de hombres.
Y de mi pecho
no el sumo lácteo
ha de brotar:
la piedra aguda
de las montañas.
Da vida, provee de la existencia, como ella misma decidió en un
gesto heroico a la edad de 19 años, tener al que sería su único hijo,
ser madre soltera. Dicho desde este presente donde muchas mujeres
han transitado ese camino no parece muy significativo, pero ella lo
asumió hace más de un siglo en 1912. Por ello su mensaje es de tal
fuerza, tal convicción por ser una luchadora que tuvo que enfrentar
una vida de sinsabores. Empezó a trabajar a los 12 años como mese-
ra y luego obrera en una fábrica de gorras. Lo hizo para ayudar a su
familia que atravesaba por una crisis económica. Pero ello no la
apartó de los estudios y se recibió como maestra rural, para comen-
zar a trabajar en la docencia primaria. El padre del niño era un hom-
bre casado al que no le importó su suerte y Alfonsina migró desde
Rosario, en aquel tiempo la segunda ciudad del país, a la que toda-
vía hoy sigue siendo la primera: Buenos Aires.
Allí escribe para el diario
La Nación
una columna de consejos
para la mujer escudándose en un nombre chino, que habría conoci-
do a tantas mujeres que tiene la autoridad para hablarles sobre su
condición. Se hace llamar Tao-Lao. Curiosamente: “El océano es
comparable con el Tao, lo primordial e inextinguible,
lo que infor-
ma la creación sin que se agote.
(Chuang Tzu)”
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Hay una configuración de la existencia que cada quien va cons-
truyendo. Puede experimentar ciertos cambios en el transcurso pero
su núcleo se torna inalterable condicionando la vida y es lo que la
gente nombra como destino. En cierto sentido los humanos lo va-
mos prefigurando y es lo que veo que está en la base de Alfonsina,
ese acercamiento permanente, constante hacia el agua. Es decir,
algo que simula estar escrito en el fondo de la historia personal,
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J. C. Cooper,
Diccionario de símbolos,
Barcelona, Gustavo Gili, 2000, p. 132.
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